lunes, 10 de noviembre de 2014

ESCUPIRÉ SOBRE TU TUMBA - Capítulo 7


PISO JOSE. NOCHE.
Jose entra en su piso, completamente borracho y bailoteando. Va al dormitorio y comienza a desvestirse mientras mira a su novia con picardía.
“Cariño… ¿estás despierta?”
Jessica permanece profundamente dormida, Jose le da unos suaves besos por el cuello, pero la chica se limita a refunfuñar. Jose decide dejarla dormir. Le aparta el cabello del rostro mientras le besa la frente.
Los ojos del chico se detienen en el portátil, permanece pensativo un instante. Se sienta ante el ordenador y se conecta a Facebook, escribe un mensaje a Pita.
¿Estás despierta, bella durmiente? ;D
Entra en el perfil de la chica, comprueba que su estado es “Desconectada”. Jose ve que entre las fotos de Pita hay una en la que aparece en bikini.
El joven se gira para comprobar que Jessica continúa dormida. Pone la foto a pantalla completa y observa el cuerpo de Pita.
Jose se levanta sin hacer ruido, sale del cuarto con el portátil en la mano. Jessica abre los ojos, fingía estar dormida. Sale del dormitorio en silencio, preocupada. El piso permanece a oscuras, pero ve como sale luz por debajo de la puerta del baño. Jessica se acerca de puntillas, pega su oído a la puerta.
Oye los jadeos de Jose y los chasquidos repetitivos y monótonos que hace mientras se masturba.
Aparece un mensaje en la pantalla del ordenador. Es de Goku. Jose lo abre, extrañado.
“Tenemos que hablar tú y yo.
Mañana a las 6 en el bar.”
Jose aparta la mirada del portátil. Queda pensativo. Asustado.


BAR
Jose ante la puerta del bar de Samuel. Nervioso. Entra en el local. Pasea la mirada hasta encontrar a Goku. Ve que tiene la mano vendada. Se sienta junto a él.
“Buenas…”
“¡Hombre! ¡El señor Jose! Siéntate, hombre, siéntate.”
Jose toma asiento. Pero los dos quedan en silencio y eso aumenta su nerviosismo. Goku se limita a darle un trago a su tercio, así que decide iniciar él la conversación.
“Bueno… ¿Qué… qué querías? ¿Qué pasa?”
“¿Qué pasa? ¿Cómo que ‘qué pasa’?”
“A ver, tú me has llamado, a mí que me cuentas.”
“Mira, chaval, has intentado que Pita me pille con otra tía, has puesto a mis colegas en mi contra…”
“¿¡Qué dices, qué me estás contando!?”
“…¡Me destrozas la mano, mi abuelo ayer casi me mata, y me has reventado la puta moto! ¡¿Tú sabes lo que vale esa moto, chaval?! ¿¡Eh!?”
“Sí, sí. Tú échale la culpa a los demás de tus gilipolleces.”
“A ver, que me la pela. Que lo que quiero es que le eches huevos de una puta vez y me digas que coño te pasa conmigo, ¿vale? Que me tienes hasta aquí de tanta… puñaladita trapera y tanto ir a lo sucio.”
Jose permanece desconfiado, mira a Goku con aire analítico.
“Quiero que dejes a Pita.”
Goku queda boquiabierto.
“¿Estás de coña?”
“Tú has preguntado.”
“¿Me has estado dando por culo por esa loca de mierda?”
Jose se limita a mirarle fijamente. Goku permanece pensativo. Mira a Jose a los ojos. Desafiante.
“Doscientos pavos y es tuya.”
Jose queda pasmado, ni siquiera articula palabra.
“Doscientos pavos y te garantizo que mañana te la estás follando.”
Goku extiende su mano en dirección a Jose.
Éste saca la cartera y le entrega un puñado de billetes arrugados. Goku cuenta los billetes ante la desconfiada mirada de su interlocutor.
“Mañana te traigo el resto, ¿vale?”
“Joder, tío… eres gilipollas. Pero gilipollas, gilipollas.”

PISO
Jose está en el baño, colocándose la gomina en el pelo con sumo cuidado. Tiene el móvil en manos libres, Carlitos le dice por el auricular.
“Entonces… ¿Ya está?”
“Ya está.”
“¿Goku está fuera?”
“Fuera de juego. Del todo.”
“Hostia puta… Tío, no me lo creo. En serio, eres la hostia, tío. El puto amo, Jose.”
“¿Te vas a poner en plan besucón o qué?”
“Más quisieras, comepollas.”
“¡Ja, ja!”
“De todos modos, Jose, vamos a tener que dejarlo.”
Jose queda contrariado.
“¿Qué…?”
“Que mis padres se han enterado de lo de la pelea de Goku y me han castigado sin la tarjeta. No puedo darte ni un duro tío.”
Jose queda atónito, no sabe como reaccionar.
“Lo siento mucho, tío. Te lo has currado mogollón y…”
“Lo haré gratis.”
El auricular permanece mudo por un instante.
“¿Cómo? ¿Qué has dicho?”
“Que lo voy a hacer gratis. Ya está.”
“Pero, Jose, tío… ¿Le vas a putear la vida Pita solo porque sí? ¿Por qué te sale de los cojones? Que eso es de locos, Jose. Es que… me has dado miedo, joder. Tienes que estar muy puteado para querer hacer…”
Jose cuelga. Termina de acicalarse mientras aprieta los dientes y los puños con rabia contenida.
Jose va a su dormitorio, con la toalla liada a la cintura. Abre un cajón de la cómoda. Le extraña ver que está completamente vacío. Abre el segundo cajón, también está vacío. Tras él entran Jessica y su hermano. La chica coge un montón de prendas del armario y el hermano del siguiente cajón de la cómoda. La dejan en salón, en varias bolsas rebosantes de ropa.
Jose queda descolocado, se acerca a las bolsas y reconoce las prendas de inmediato: es toda su ropa.
En el dormitorio, Jessica termina de sacar lo que queda en el armario. Jose mira a su novia, en busca de una respuesta. Ella se limita a mirarle con asco. Le cierra la puerta en las narices de golpe, dejándole solo en el salón.

BAR
Jose se encuentra con Goku en la entrada del bar. Éste comenta algo a Jose mientras señala el interior del local con mucha efusividad antes de despedirse. Jose se dispone a entrar en el bar.
“¡Eh!”
Jose se detiene bajo el marco de la entrada cuando Goku le llama.
“La próxima no va a ser por las buenas. Así que cuidadito.”
“Que sí, que sí…”
“Que te quede bien claro.”
Jose entra en el local. Pita está en una mesa con Pikachu, llorando. Jose paga un par de copas en la barra y se acerca a ellas.
Hace un gesto a Pikachu al entregarle una de las copas, para pedirle que le deje a solas con Pita. Ésta se levanta y da un beso a su amiga antes de irse.
“Voy con Gus un momento. Ahora vuelvo, cari.”
Jose se sienta junto a Pita, le pasa la otra copa.
“¿Qué tal, guapetona? ¿Cómo estás?”
Ella se limpia las lágrimas, intenta simular naturalidad.
“¡Hey! ¿Qué me traes ahí?”
“Unas copitas, para animarte.”
“Joder, que recibimiento.”
“¿Seguro que estás bien?”
“Dios… Llevo una racha… Supongo que ahora tendré que ir a Berlín sola.”
“Si necesitas lo que sea… Que no te dé ni el más mínimo reparo en pedírmelo, ¿vale? Si necesitas… Hablar o lo que sea…”
Ella le coge la mano.
“¿Por qué eres siempre tan bueno conmigo?”
Jose se limita a sonreír, apartando la mirada.
“Es que con la gente de mi edad cuesta hablar de estas cosas, ¿sabes? Son unos críos.”
“Claro, claro…”
“Da gusto hablar con un hombre de verdad.”
Pita sonríe a Jose con dulzura. Éste le devuelve el gesto.
“La verdad, hasta me alegro de lo de Goku… Es que… Hay otro chico, ¿sabes?”
A Jose se le ilumina la mirada, le sigue el juego.
“¿Y quién es ese chico misterioso?”
Ella ríe.
“¿Y tú por qué quieres saberlo?”
“¿Tan feo es que te da vergüenza decírmelo?”
“¡Ja, ja, ja!”
Pita se toquetea el pelo y le dice mientras aparta la mirada:
“¿Tú crees qué…? Ya sabes… ¿Qué Carlitos querría salir conmigo?”
Jose queda atónito, no esperaba esa respuesta.
“Es que… Se ha portado superbién conmigo estos días. Y me escucha, y me apoya…”
“Entiendo, entiendo…”
“Pero… es que me ralla mucho. Ese crío me quiere demasiado, ¿sabes? Y no quiero hacerle daño. Con Goku es fácil, se la suda todo.”
“Ya, pero es que nadie ha dicho que las relaciones tengan que ser fáciles, Pita.”
“Ya… No sé. Yo que sé… De verdad, que harta estoy de todo…”
Ella se arrima a Jose, apoya la cabeza en su hombro. Éste aprovecha para rodearla con un brazo.
Jose y Pita bailotean, ríen con las copas a la mitad. Jose se acerca al oído de la chica.
"¿Alguna vez te han dicho que eres muy guapa?"
Pita suelta una risita.
"¡Ja, ja! Alguna…"
Jose responde.
"Que cruel es la gente…"
“¡Oye!”
Jose ríe mientras Pita le da un empujón y le dice de forma coqueta:
“¡No seas malo!”
Comparten una larga mirada, una sonrisa pícara. Pero una mano se posa en el hombro de ella.
“Pita…”
La chica se gira para ver quien de quien se trata. Ambos se quedan de piedra al ver frente a ellos a Carlitos. El chico parece confundido, nervioso.
“Tenemos que hablar, Pita.”
Ella no reacciona, Jose tampoco sabe que hacer, solo balbucea algunas palabras.
“Carlitos ¿pero… pero que haces, tío?”
“Ven, Pita, ven por favor.”
“Pero… Carlitos…”
Pita se deja arrastrar por Carlitos, en silencio. Jose ve como Carlitos habla a la chica en la otra punta del bar, con grandes aspavientos, con la mirada suplicante. Ella tiene los ojos clavados en el suelo, niega con la cabeza. Jose ve como Carlitos coge a la chica de las manos, a modo de ruego. Pero ella niega con más fuerza. Aparta a Carlitos y atraviesa el bar, hasta llegar a Jose. Le coge de la mano y lo lleva fuera del local. Jose comparte una última mirada con Carlitos. El chico le mira con rabia.

OTRO BAR
Jose y Pita permanecen en silencio, con las copas a la mitad y las raciones sin tocar. Jose se mete un montón de calamares en la boca. Demasiados, le cuesta masticarlos. Ve que Pita no toca la comida, le acerca el plato mientras lucha contra la enorme bola que tiene en la boca. Pita no reacciona.
“¿Nof quieref?”
Pita asiente, y Jose le hace un gesto para que se sirva. Ella le dice con la cabeza gacha:
“Q-quiero… quiero ese trozo…”
Su mano señala la boca de Jose.
Éste queda congelado, deja de masticar.
“¿Quéf?”
“Quiero ese…”
“¿Eftaf de coña?”
Pita vuelve a negar mientras cierra los ojos y separa los labios. A la espera del bocado.
Jose permanece contrariado.
“¿Feguro?”
Ella asiente con ansia.
“Dame, dame…”
Jose le sigue el juego, deglute en su mano. Siente repelús cuando sus dedos entran en contacto con la comida medio masticada. La introduce en la boca de Pita.
Ella la paladea, intenta resultar sensual.

HOSTAL
Jose paga una habitación en recepción mientras Pita le abraza la espalda.
Entran en el dormitorio mientras se besan. Se tumban en la cama, las caricias se vuelven más tórridas, ardientes. Jose mete sus manos bajo la ropa de la chica, las acerca a los pechos. Ella se aparta de un salto, comienza a recoger sus cosas.
“T-tengo… tengo que irme.”
Jose la rodea con sus brazos, le besa el cuello. La chica se regodea de gusto, pero vuelve a separarse.
“Que me tengo que ir, de verdad.”
“¿No estás a gusto conmigo?”
“Sí, por eso, por eso me voy.”
“Pero… ¿por qué no me lo has dicho antes de pagar la habitación?”
A la chica le cambia la cara.
“¿¡Te crees que por pagar una habitación de mierda tengo que follar contigo!?”
“Pita, Pita, oye. Tranquila. No vamos a hacer nada que no quieras.”
“Es que… yo sí quiero…”
“¿Entonces?”
“Pues que llevo mucho esperando para joderla con… con un tío que… que solo va a lo que va.”
“¿Cómo que solo voy a lo que voy? ¿Pero tú has visto la que he liado para estar contigo?”
Pita duda. Se acerca a Jose, con gesto inseguro. Le mira a los ojos, él le sostiene la mirada. Pita agacha la cabeza.
“D-dime… dime que m-me quieres…”
Jose queda contrariado. Pita nota su inseguridad, se pone nerviosa. Jose se precipita en responder.
“Eh, eh… Si no te quisiera no estaría aquí. No te imaginas lo importante que eres para mí. Te lo digo de corazón.”
Pita continúa dudosa. Responde sin levantar la vista.
“¿Tienes condones?”
Una gran sonrisa ilumina el rostro de Jose. Entra en el baño de un salto y cierra la puerta. Coge los preservativos de sus pantalones. Le dedica una mirada de socarrona superioridad a su reflejo. Pero su actitud cambia, no puede apartar los ojos del espejo.
Saca un alfiler.
Se observa a sí mismo con atención. Cierra los ojos, su respiración se acelera.
Atraviesa el envoltorio del preservativo con el alfiler. Lo agujerea una y otra vez.


Jose se sitúa frente a la puerta del baño, acerca la mano al picaporte. Le palpitan los dedos. Se detiene, intenta serenarse.
Cruza la puerta. Pita le espera, de pie, en un rincón del cuarto. Tensa. Aún vestida.
“¿Todavía estás así?”
Pita no responde, permanece en la misma actitud. Jose se esfuerza por mostrar una sonrisa amable.
“Bueno, habrá que desnudase, ¿no? O poco vamos a hacer… Je, je…”
Pita asiente, pero permanece inmóvil. Jose comienza a desvestirse, se encuentra más tranquilo. Pita se quita la ropa en actitud aséptica y sumisa. Tiene mucho cuidado al desprenderse de cada prenda, para que no se vea nada de su cuerpo. Al terminar, Jose comprueba extrañado que la chica lleva un grueso camisón bajo la ropa.
“¿Llevas un camisón? ¿Bajo toda la ropa?”
Pita asiente.
“Pero quítatelo, mujer.”
Pita niega con la cabeza. Jose se le acerca.
“Que yo también quiero disfrutar de tu cuerpo, mi niña.”
Pita baja aún más la cabeza. Él le acaricia el rostro. Al tocarla, Jose nota como tiembla. La toma del mentón, le obliga a mirarle a los ojos.
“Eh. Que estoy aquí. Y quiero que sepas una cosa: siempre voy a estar aquí, ¿vale? Siempre.”
Pita levanta la vista, le mira. Un leve atisbo de sonrisa se dibuja en sus labios. Acerca su rostro al de Jose, le besa con mucha ternura. Casi una caricia. Alza los brazos, como una niña pequeña, para que él la desvista. Jose tira  con delicadeza del camisón. Pita está ante él, completamente desnuda. Jose observa su cuerpo. Queda pálido, congelado.
La chica está cubierta de moratones. De marcas. Señales de golpes.
Pita nota la reacción negativa de Jose, se cubre con las manos. Él continúa atónito. Pita le abraza y le susurra.
“No, Jose, tranquilo. No pasa nada, no pasa nada…”
Jose la mira a los ojos, interrogante, muy preocupado. La chica baja la mirada, está claro que le cuesta hablar.
“Los moratones son… Esto no se lo puedes contar a nadie, ¿vale? Ni a Pikachu, ni a Carlitos… A nadie.”
Pita hace un gran esfuerzo para que salgan las palabras de sus labios.
“Tengo lupus, Jose.”
Él la mira boquiabierto. En shock.
“Es… es una enfermedad del sistema inmunitario, ¿sabes? Y… Y lo más jodido es que es…”
Jose termina la frase.
“Crónica e incurable…”
Los dos quedan en silencio, demasiado afectados para hablar.
“Jose… por favor, ni una palabra a nadie, ¿vale? Prefiero… prefiero que me miren como a una loca que con lástima.”
Jose la acerca contra sí, con fuerza, con los ojos húmedos. Rompe a llorar en brazos de Pita. La chica intenta consolarle.




Fin Capítulo 7

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