CALLE.
COCHE.
Anochece.
Jose está tirado en el asiento del conductor, con un folleto de una asociación
de enfermos de VIH en la mano. Tira el folleto al asiento del copiloto y queda
pensativo, con la mirada perdida.
Su
móvil comienza a sonar. Jose lo coge con desgana para ver quien es:
‘LIDIA-JEFA’.
“Mierda…
no me jodas…”
Jose
deja el móvil sonando, se lo piensa unos segundos antes de descolgar.
“Dime…”
CABALGATA
DE REYES. PUEBLO.
Jose
avanza entre los espectadores de la cabalgata a empujones mientras se disculpa.
Se sube a un banco de la calle para situarse por encima de las cabezas de los
asistentes. Enfoca la cabalgata con su gigantesca cámara. Un niño disfrazado de
paje le señala y grita:
“¡Eh!
¡El Localia, el Localia!”
Todos
los niños saludan a Jose.
“¡Localia!
¡Localia!”
“¡Uuuuheeeee!”
“¡Localia!
¡Grábame, Localia, que soy muy guapo!
Jose
les devuelve el saludo con una sonrisa apagada. Uno de los niños dice a sus
compañeros:
“¡Vamos
a endiñarle al Localia!”
Una
lluvia de caramelos cae sobre Jose. Los niños de las carrozas y de la calle le
arrojan puñados de caramelos con todas sus fuerzas mientras ríen. Jose se
protege con su gigantesca cámara, los caramelos se estrellan con estruendo
contra ella. Jose aguanta el bombardeo con estoicismo, con desgana.
PISO JOSE.
NOCHE.
Jose
entra en su piso. Camina sin fuerzas, destrozado, cargando con todo el equipo
de cámara. Al llegar al salón, se encuentra a dos chicos jóvenes cenando a la
luz de unas velas con música romántica mientras se cogen de la mano.
Los
tres quedan desconcertados, Jose es el primero en reaccionar.
“¡Oh,
mierda! ¡Mierda…!”
El
hermano de su novia le dice.
“Tío…”
“Se
me ha ido la olla, lo siento.”
Su
compañero de piso se esfuerza por no alterarse mientras le señala la puerta.
“Vale,
no pasa nada. Si quieres pillar algo antes de irte…”
“Lo
siento, pero estoy fatal. Me voy a la cama…”
“¡No,
no, no!”
“…No
salgo para nada, no os molesto para nada.”
El
compañero se le acerca y masculla entre diente.
“No
me jodas, Jose. No-me-jo-das, tío.”
“Lo
siento, lo siento.”
“Te
pago un hotel, pero lárgate, por Dios, lárgate.”
“Lo
siento, lo siento.”
Jose
se encierra en su cuarto mientras el hermano de su novia se echa las manos a la
cabeza.
Jose
se quita la chaqueta y los pantalones, oye la voz del novio de su compañero de
piso a través de la puerta.
“¡¿Ni
una noche tranquila podemos tener?!”
“¿Y
qué quieres? También es su piso.”
“Y
tuyo, tuyo también.”
“Vale,
vale… ¿y si vamos a ese hotel del centro? ¿Ese tan bonito?”
“¡Oh,
sí! ¡Un hotel por horas! ¡La hostia de romántico!”
Jose
se tira en la cama, los párpados se le cierran de puro agotamiento.
…
DORMITORIO
Jose
llora desconsolado. Hunde la cara en la almohada. Grita.
…
DORMITORIO
Jose tiene los ojos rojos y hundidos de
tanto llorar. Apaga y enciente el flexo de la mesita de noche. El haz de luz
parpadea en un corcho de la pared. En él hay algunas fotos de Jose y Jessica
juntos: de viaje, besándose, posando muy bien vestidos en una boda… Jose cierra
los ojos y suspira.
…
DORMITORIO
Jose
duerme entre temblores. La puerta del dormitorio se abre. Jessica entra de
puntillas, con los tacones en la mano. Ve que Jose está sudando y se acerca
preocupada. Le coloca una mano en la frente para tomarle la temperatura, pero
se asusta y la retira.
“¡Peque!
¡Peque!”
Jose
abre los ojos con pesadez.
“¡Estás
ardiendo! ¿Has ido al médico?”
Jose
asiente.
“¿Qué
te ha dicho? ¿Te ha dado algo?”
Jose
permanece en silencio unos segundos.
“Dice
que descanse unos días y ya está.”
Ella
queda escandalizada.
“¿Y
no te ha recetado nada?”
Jose
niega con la cabeza. Destapa un lado de la cama.
“Túmbate
conmigo.”
La
chica se acuesta a su lado con la ropa puesta, le abraza. Se acerca a darle un
beso. Jose la esquiva, nervioso.
“He…
he vomitado.”
Recuesta
la cabeza en el hombro de Jessi, ella le acaricia el cabello.
…
Jose
descansa boca arriba, con la mirada perdida. Se asegura de que Jessi continúa
dormida. Le aparta el cabello del rostro y la besa con ternura en la frente. Se
levanta sin despertarla.
Abre
la puerta del dormitorio y comprueba que no hay nadie en el salón antes de
salir.
Jose
camina de noche por una calle desierta. En bata, zapatillas y calzoncillos. Se
acerca a un bar, pero la verja está echada.
“No
me jodas…”
En
la acera de enfrente hay otro bar, pero también está cerrado.
“No,
tío, no… ¡Por Dios!”
En
un portal cercano ve a una vagabunda tirada entre unos periódicos. Y tiene un
cartón de vino. Jose permanece dudoso, se acerca a ella con aire inseguro.
“P-perdone,
hmm… disculpe…”
La
mendigo tarda en reaccionar, le mira con ojos ebrios. Jose continúa.
“Hmm…
Le compro el cartón de vino. Mire, le doy… tengo cinco euros. Todo lo que
tengo.”
Jose
le enseña el billete, pero la vagabunda atrae hacia si el cartón de vino.
“Oiga,
perdone, que son cinco pavos por medio cartón de vino de mierda. ¡Está de puta
madre!”
La
mendigo sigue sin responder. Jose se exaspera.
“Mire,
los cinco pavos y, encima, lo comparto usted. Aquí tiene. Cójalo.”
Jose
le pone el dinero en la mano. La mendigo se guarda el billete y hace un gesto a
Jose para que se siente junto a ella. Jose se lleva el cartón de vino a la boca
y empieza a beber y beber sin parar. Separa el cartón de sus labios con asco.
La mendigo le mira sorprendida.
“Joooder,
tronco… ¿un día chungo o qué?”
Jose
la mira con recelo.
“Un
poco, si…”
“Bueno,
tronco, ¡mírate! ¡Peor no te puede ir!”
La
mendigo ríe. Le faltan la mayoría de los dientes. Jose le sonríe con amabilidad
y pregunta:
“¿De
dónde es usted?”
“Nah,
de aquí del barrio, de toda vida. Me los conozco a todos.”
La
vagabunda mete la mano en su bolsa, saca una jeringuilla y una cuchara. Se
prepara un pico delante de Jose. Éste la mira totalmente horrorizado. Ella se
comporta con naturalidad.
“¿Un
tirito?”
Jose
no sabe que decir.
“No,
no, gracias…”
“Que
es buena, ¿eh? Es la polla.”
“No,
no, es que… hmm… Tengo Sida.”
La
mujer queda tan pasmada como Jose. Tarda en reaccionar.
“Jo…
eso… eso… No veas, ¿eh?”
Jose
da otro largo trago al cartón de vino, se lo pasa a la mendigo. Ella lo rechaza
a toda prisa.
“No,
no, tronco… Para ti, ¿eh? Para ti, de verdad.”
Jose
queda contrariado, ofendido. Da otro sorbo al cartón. La mujer decide no
inyectarse y guarda la jeringuilla en la bolsa con mucho cuidado. Jose nota que
su presencia la incomoda. Él mira a su alrededor y echa otro vistazo a la
escena en la que está metido. Se le escapa una sonrisa desencantada.
BANCO
La directora del banco sostiene un dibujo
de la fachada de una pastelería de estilo clásico americano.
“Es una preciosidad.”
Jessi y Jose están al otro lado de la mesa.
Jose permanece recostado en su silla, con actitud distante. Su novia, al
contrario, viste y actúa intentado dar una grata impresión.
“Ya he solicitado las ayudas a jóvenes
emprendedores y…”
“Bueno,
esas ayudas ya no son lo que eran. Ahora las dan con cuenta gotas.”
“Ya,
lo sé pero, entre usted y yo, tengo un buen amigo en el ayuntamiento y solo
necesito demostrar que cuento con el 60% de la inversión inicial. Apenas nueve
mil euros, está todo en los papeles, y…”
“Mira,
has trabajado mucho y se nota. Tienes un currículum espectacular, sobretodo
para alguien de tu edad, así que te seré sincera: no tienes propiedades para
avalar el préstamo, ni avalistas, ni sueldo fijo…”
“Si,
si, lo sé, pero… mi novio si tiene sueldo fijo y nos vamos a casar muy pronto.”
La
mujer lanza una mirada a Jose, en busca de una respuesta. Éste se incorpora con
desgana.
“Sí,
bueno... Es un tema que aún tenemos que hablar bien, ¿sabe? Lo tenemos un poco…
como en el aire.”
Jessi
se queda de piedra al oír la respuesta de Jose, le mira incrédula. La mujer del
banco añade.
“Mira,
mi consejo es que intentes buscar trabajo en alguna pastelería de nivel, que
conozcas gente y te hagas una reputación. Estas cosas se hacen poco a poco.
Seguro que en 15 o 20 años podrás tener tu propio negocio.”
COCHE.
Jessi conduce el coche, muy enfadada. Jose
intenta tranquilizarla.
“Chiqui, pero… si yo estoy trabajando en
negro…”
“¡Pero esa tía que coño sabe! ¡Lo
importante era que firmara y ya está!”
“Si, claro, que iba a firmar sin ver mi
nómina…”
“Menudo día has elegido para empezar a
actuar como un puto gilipollas, Jose. De verdad…”
Se detienen ante un semáforo, lo que hace
que el silencio sea aún más palpable y la situación más incómoda.
ASOCIACIÓN
ENFERMOS VIH
Jose
comprueba la dirección del local con la del folleto que tiene en la mano. Es
correcta. Baja la ventanilla y se asoma para poder ver mejor el edificio. No
hay ningún cartel, ninguna señalización que indique la función del local. Jose
permanece indeciso, pero lanza un largo suspiro y se prepara para salir. Apaga
la radio y se quita el cinturón de seguridad. Queda con la mano en el pestillo
del coche. Inmóvil. Vuelve a poner los dedos en el volante mientras maldice.
…
Anochece. Jose continúa en el coche. Ve
salir un par de personas del edificio, los analiza con atención: dos chicos de
treinta y pocos, vestidos de calle. Nada de especial.
Las
luces del edificio están encendidas. Jose se impacienta.
…
Jose lleva otra ropa y vigilia aparcado
desde otro sitio, con el sol dándole en la cara. Se frota las manos para
calentarlas y se pone el abrigo. Pequeños grupos de personas entran y salen del
edificio con naturalidad.
…
Otro aparcamiento. Otra ropa. Pero Jose no
está en el coche. Permanece sentado en un banco frente al edificio. Toma un
café muy caliente mientras permanece pensativo.
…
Jose
entra en el edificio. Es de noche y está desierto, todas las luces permanecen
apagadas.
“¿Hola?
¿Buenas noches?”
Oye
ruidos. Viene de detrás de una de las puertas, y sale luz de debajo de ella.
Entra.
Un
grupo de personas están en el centro del aula haciendo ejercicio, las mesas han
sido apartadas a los lados. El grupo forma una circunferencia, hacen la
bicicleta con la espalda apoyada en el suelo y las piernas en alto. Un
entrenador les anima y les da instrucciones.
“¿Perdón?
¿Se puede?”
Todos
se detienen al entrar Jose. El entrenador le observa extrañado, eleva la voz
para que pueda oírle desde el otro extremo de la sala.
“¡Llegas
tarde! ¡¿Eres nuevo?!”
“Hmm…
No, no… Es que…”
“¡No
te oigo! ¡Acércate, por favor!”
Jose
avanza, con pasos indecisos. Debe introducirse en el interior del círculo de
gente para poder hablarle. El entrenador le dice.
“Adelante,
cuéntale a tus compañeros como te llamas y… alguna otra cosa. Lo que sea.”
La
voz de Jose suena insegura. Le es imposible mirar a todos sus compañeros a la
vez, así que debe girar sobre si mismo mientras habla.
“Pues…
Me llamo Jose, sí, y soy de…”
Los
chicos del círculo le interrumpen. Empiezan a corear al unísono.
“Jo…
se… Jo… se… Jo… se… Jo… se…”
Éste
les mira perplejo, sin entender. Ellos siguen coreando mientras siguen el ritmo
dando estruendosas palmadas.
“¡Jo-se!
¡Jo-se! ¡Jo-se! ¡Jo-se!”
Jose
queda aterrado, sigue dando vueltas sobre si mismo. La gente del círculo deja
de dar palmas. Ahora golpean el suelo mientras gritan.
“¡JOSE!
¡JOSE! ¡JOSE! ¡JOSE! ¡AAAAAHUUUUUUUU!”
Al
final todos comienzan a aullar y a reír.
“¡AAAAAAHUUUUU!”
“¡AAAAAHUUUUUUU!”
El
entrenador se acerca a Jose, con una sonrisa amable.
“Es
solo una novatada, Jose, perdona. Para romper el hielo. Yo soy Julián, encantado.
Perdónanos, por favor.”
Jose
le estrecha la mano, continúa nervioso. Sus compañeros se levantan y le
saludan.
ASOCIACIÓN
VIH
Jose
presencia una conferencia desde la última fila. Julián, el entrenador, está
sentado junto al conferenciante. Uno de los miembros del público levanta la
mano y pregunta a éste último:
“Bueno,
a ver… ¿y por sexo oral?”
El
conferenciante se quita las gafas, cansado, y responde con ímpetu.
“Tampoco.
Las probabilidades de contagio por sexo oral también son ridículas.”
El
comentario produce un gran revuelo entre los asistentes. Algunos preguntan en
voz alta:
“Si,
si, ¿pero ridículas cuanto es?”
“Y
serán ridículas si no hay… ¡glub, glub!”
Algunos
miembros del público sueltan una risita. El conferenciante matiza:
“A
ver, ¿qué hay que tener cuidado? Por su puesto, y ante la más mínima
posibilidad de contagio corriendo a hacerse las pruebas. Pero a no ser que
tengas una herida en el esófago o una úlcera es casi imposible que…”
“P-pero…
A ver, perdone, yo no tengo ni idea de esto, pero la tele…”
“La
tele nada. La tele tiene que vender preservativos ¿lo entendéis? Os lo voy a
decir de la forma más clara y directa que se me ocurre: yo nunca practico sexo
oral con protección. Pero ni yo ni nadie. Si el VIH se contagiase por sexo oral
la humanidad se habría extinguido hace mucho.”
Todos
los asistentes le miran boquiabiertos. El conferenciante continúa.
“Llevo
en esto más de treinta años, ¿vale? Treinta. Y nunca, jamás, he visto un solo
caso de: contagio por sexo oral, ni contagio
de chica a chico. Jamás. Y eso con glub-glub, sin preservativo y con
todo lo que queráis.”
Jose
muestra gran interés en la conferencia.
LOCALIA.
Jose
cruza las puertas del edificio de Localia, tan cansado y molesto como siempre.
Entra en la sala de realización tiritando.
“Buenas…”
En
la sala está la realizadora, atenta a los monitores, y la presentadora, que da
de comer a su hija pequeña. La presentadora saluda a Jose con una sonrisa.
“¡Hola,
Jose! Di ‘hola’, cielo. Con la manita, ‘hola, Don Pepito’.”
La
realizadora le saluda sin mirarle.
“Hey…
¿Qué tal las cabalgatas? ¿Algún caramelazo?”
Jose
responde de mala gana.
“Alguno,
alguno…”
Jose
saca una cinta betacam de la bolsa, se la deja al lado mientras tose.
La
presentadora recoge la comida de su hija, Jose se acerca a saludar a la
pequeña.
“Pero
bueno, ¿quién es esta niña tan guapa? ¿quién es esta cosita tan bonita?”
La
niña responde.
“Soy
yo.”
Jose
y la presentadora le ríen la gracia, ella abraza a la niña y le estampa un
montón de besos.
“¡Ayyyyy!
¡Que me la como, que me la comooooo! ¿A que es para comérsela, Lidia?”
La
realizadora responde sin apartar la mirada de los monitores.
“Sí,
sí, genial…”
“Lidia,
¿me la vigilas un ratito, que tengo que terminar de maquillarme?”
“Sí,
sí, vale, vale…”
La
presentadora se marcha y Jose carraspea mientras se suena con un clínex. Echa
un vistazo a la niña y comprueba que Lidia, la realizadora, está concentrada y
nerviosa dando instrucciones a los cámaras del estudio. Jose se acerca a la
niña y le susurra:
“María,
María, ¿tú quieres mucho a tu mami?”
Ella
asiente entusiasmada.
“Chiii”
“¿Sí?
¿Pero mucho, muchísimo?”
“¡Chiiiii!”
“Pues,
tengo que decirte una cosa muy importante de tu mamá…”
La
niña le observa intrigada, él la mira a los ojos.
“María…
tu madre se ha muerto.”
La
niña no sabe como reaccionar. Empieza a negar con la cabecita.
“No,
no…”
“María,
mira a tu alrededor. ¿Tú ves a mamá?”
Ella
pasea sus ojitos por la habitación, vuelve a negar.
“Claro,
no puedes verla porque está muerta. Y no va a volver nunca…”
Los
ojos de María se inundan de lágrimas.
“¡MAMÁAAAA!
¡MAMÁAAAA!”
Jose
llama a la realizadora.
“¡Lidia,
Lidia! ¡Que a la niña le pasa algo!”
“Por
Dios, ¿pero que pasa?”
“Tranquila,
guapetona, tranquila.”
“Tranquila,
cielo. ¿Qué te pasa? ¿qué pasa?”
“¡Mamáaaa!
¡Mamá se ha muerto! ¡Y NO VA A VOLVER NUNCAAAAA!”
“¿Qué?”
Una
voz llama a la realizadora por los altavoces, ella responde nerviosa.
“¡Un
momento, coño! A ver, cielo… Jooodeeer…”
Jose
aprovecha la confusión de Lidia para escaquearse y salir de allí. La
realizadora aúpa a la niña en sus rodillas y vuelve al CCU.
“Hale,
hale, que no pasa nada, cielo ¡Javi, coño, haz el balance de blancos, tío!
Hale, hale…”
La
presentadora entra corriendo, se encuentra a la niña llorando en las rodillas
de Miriam mientras ésta sigue dando órdenes a los cámaras.
“¡MAMÁAAAA!”
La
presentadora coge a la niña en brazos.
“No
pasa nada, mi vida. Aquí está mami, aquí está mami. A ver, Lidia, ¿qué ha
pasado?”
“Pues,
no sé, yo estaba…”
“¿Pero
cómo que no sabes? ¡Si la estabas cuidando tú!”
“Vale,
sí, pero es que yo estoy trabajando.”
“Que
te he pedido que la vigiles cinco minutos, ¡cinco minutos, por Dios! ¿Qué haces
cuando tienes que cuidar a tus hijos?”
“¿Pero
qué coño tienen que ver mis hijos en esto? ¿Esa tontería a que viene?”
Jose
escucha la discusión con media sonrisa desde la habitación de al lado mientras
se toma una pastilla. Se suena los mocos y se marcha del estudio.
PARQUE
Jose
conversa con otros miembros de la asociación del VIH mientras recogen
jeringuillas en un parque. La mayoría son hombres de actitud afeminada. Uno de
ellos comenta.
“Pues
sí, con el test Elisa y el Western Blood obtienes los resultados en menos de 24
horas. Nada de esa prueba cutre de los 3 meses. Pero es exclusiva para
empleados sanitarios.”
“Sí,
vale, ¿y qué más da? ¿De qué te sirve saberlo tan pronto?”
“Para
estar jodido antes…”
“¡Ja,
ja!”
“Vamos
a ver… El virus tarda diez días en instalarse en los ganglios, ¿vale? Y si te
aplican la triple terapia antes de que llegue a los ganglios el virus es
erradicado de tu organismo en más de un ochenta por ciento de los casos.”
Los
demás permanecen confundidos.
“O
sea… ¿Que se cura? ¿Estás diciendo que se puede curar el Sida?”
El
compañero asiente.
“Pero
solo en esas circunstancias.”
Todos
quedan boquiabiertos.
ASOCIACIÓN
VIH
Jose
entra en la sala de conferencias, se sorprende al ver que está vacía. Desde la
entrada le llaman dos de los compañeros que recogían jeringuillas con él.
“¡Jose,
Jose! Que lo han retrasado, no empieza hasta dentro de media hora.”
“¿¡Media
hora!? No jodas…”
Jose
resopla, impaciente.
Jose
está en la salda de ordenadores de la asociación, tirado y aburrido frente a un
monitor. Se pone a toquetear en Google:
‘Asociaciones
enfermos VIH Madrid’
Mira
los resultados, ninguno le satisface.
‘Ayudas
enfermos VIH.’
No
encuentra nada interesante. Jose se desespera, vuelve a teclear.
‘Soy
un puto sidoso de mierda que está hasta los putos cojones de todo.’
Los
resultados son enlaces a foros. Sobretodo de fútbol e inmigrantes
sudamericanos, donde se insultan constantemente. Pero hay un enlace que llama
la atención de Jose:
‘Si tienes VIH puedes ganar 15.000 euros’
Jose
observa el link extrañado, es de una página de anuncios. Clickea sobre él. Sus
ojos se abren de par en par al leer el contenido del mensaje:
Lunes, 7 de abril de 2007, 13:38
334 personas han visto este anuncio
Os cuento:yo soy hombre y me
enamore de una chica(23 = a=F1os) la=20 cual ya sabia que lleva una vida
loca,como un iluso crei que = podria=20 cambiar,al acabar la relacion vi como
lo unico que fui es un = pagafantas y ella una puta sin sentimientos.a lo que
voy:me = gustaria=20 que un hombre 19-27a=F1os mas o menos atractivo se ponga
en = contacto=20 conmigo(tiene que tener vih y demostrarmelo sino no os=20
molesteis)os ganareis diez mil euros y yo os aseguro que os pondre en contacto
con ella y = conseguireis tener sexo gratis(esta chica esta totalmente =
limpia=20 porque me hice las pruebas del vih y salimos negativos )la = chica
es=20 bastante atractiva,pero es lo que es(una puta sin = sentimientos como=20
dije),asi que los que querais(repito con vih y que me lo = puedan=20
demostrar)podreis estar con ella y ganaros un dinero.poneros en contacto
conmigo = y os cuento :
carlitos9867@hotmail.com
La
mirada de Jose queda clavada en el anuncio. Cierra la página.
Fin Capítulo 3
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