lunes, 10 de noviembre de 2014

ESCUPIRÉ SOBRE TU TUMBA - Capitulo 3



CALLE. COCHE.
Anochece. Jose está tirado en el asiento del conductor, con un folleto de una asociación de enfermos de VIH en la mano. Tira el folleto al asiento del copiloto y queda pensativo, con la mirada perdida.
Su móvil comienza a sonar. Jose lo coge con desgana para ver quien es: ‘LIDIA-JEFA’.
“Mierda… no me jodas…”
Jose deja el móvil sonando, se lo piensa unos segundos antes de descolgar.
“Dime…”

CABALGATA DE REYES. PUEBLO.
Jose avanza entre los espectadores de la cabalgata a empujones mientras se disculpa. Se sube a un banco de la calle para situarse por encima de las cabezas de los asistentes. Enfoca la cabalgata con su gigantesca cámara. Un niño disfrazado de paje le señala y grita:
“¡Eh! ¡El Localia, el Localia!”
Todos los niños saludan a Jose.
“¡Localia! ¡Localia!”
“¡Uuuuheeeee!”
“¡Localia! ¡Grábame, Localia, que soy muy guapo!
Jose les devuelve el saludo con una sonrisa apagada. Uno de los niños dice a sus compañeros:
“¡Vamos a endiñarle al Localia!”
Una lluvia de caramelos cae sobre Jose. Los niños de las carrozas y de la calle le arrojan puñados de caramelos con todas sus fuerzas mientras ríen. Jose se protege con su gigantesca cámara, los caramelos se estrellan con estruendo contra ella. Jose aguanta el bombardeo con estoicismo, con desgana.

PISO JOSE. NOCHE.
Jose entra en su piso. Camina sin fuerzas, destrozado, cargando con todo el equipo de cámara. Al llegar al salón, se encuentra a dos chicos jóvenes cenando a la luz de unas velas con música romántica mientras se cogen de la mano.
Los tres quedan desconcertados, Jose es el primero en reaccionar.
“¡Oh, mierda! ¡Mierda…!”
El hermano de su novia le dice.
“Tío…”
“Se me ha ido la olla, lo siento.”
Su compañero de piso se esfuerza por no alterarse mientras le señala la puerta.
“Vale, no pasa nada. Si quieres pillar algo antes de irte…”
“Lo siento, pero estoy fatal. Me voy a la cama…”
“¡No, no, no!”
“…No salgo para nada, no os molesto para nada.”
El compañero se le acerca y masculla entre diente.
“No me jodas, Jose. No-me-jo-das, tío.”
“Lo siento, lo siento.”
“Te pago un hotel, pero lárgate, por Dios, lárgate.”
“Lo siento, lo siento.”
Jose se encierra en su cuarto mientras el hermano de su novia se echa las manos a la cabeza.
Jose se quita la chaqueta y los pantalones, oye la voz del novio de su compañero de piso a través de la puerta.
“¡¿Ni una noche tranquila podemos tener?!”
“¿Y qué quieres? También es su piso.”
“Y tuyo, tuyo también.”
“Vale, vale… ¿y si vamos a ese hotel del centro? ¿Ese tan bonito?”
“¡Oh, sí! ¡Un hotel por horas! ¡La hostia de romántico!”
Jose se tira en la cama, los párpados se le cierran de puro agotamiento.
DORMITORIO
Jose llora desconsolado. Hunde la cara en la almohada. Grita.
DORMITORIO
     Jose tiene los ojos rojos y hundidos de tanto llorar. Apaga y enciente el flexo de la mesita de noche. El haz de luz parpadea en un corcho de la pared. En él hay algunas fotos de Jose y Jessica juntos: de viaje, besándose, posando muy bien vestidos en una boda… Jose cierra los ojos y suspira.
DORMITORIO
Jose duerme entre temblores. La puerta del dormitorio se abre. Jessica entra de puntillas, con los tacones en la mano. Ve que Jose está sudando y se acerca preocupada. Le coloca una mano en la frente para tomarle la temperatura, pero se asusta y la retira.
“¡Peque! ¡Peque!”
Jose abre los ojos con pesadez.
“¡Estás ardiendo! ¿Has ido al médico?”
Jose asiente.
“¿Qué te ha dicho? ¿Te ha dado algo?”
Jose permanece en silencio unos segundos.
“Dice que descanse unos días y ya está.”
Ella queda escandalizada.
“¿Y no te ha recetado nada?”
Jose niega con la cabeza. Destapa un lado de la cama.
“Túmbate conmigo.”
La chica se acuesta a su lado con la ropa puesta, le abraza. Se acerca a darle un beso. Jose la esquiva, nervioso.
“He… he vomitado.”
Recuesta la cabeza en el hombro de Jessi, ella le acaricia el cabello.
Jose descansa boca arriba, con la mirada perdida. Se asegura de que Jessi continúa dormida. Le aparta el cabello del rostro y la besa con ternura en la frente. Se levanta sin despertarla.
Abre la puerta del dormitorio y comprueba que no hay nadie en el salón antes de salir.

Jose camina de noche por una calle desierta. En bata, zapatillas y calzoncillos. Se acerca a un bar, pero la verja está echada.
“No me jodas…”
En la acera de enfrente hay otro bar, pero también está cerrado.
“No, tío, no… ¡Por Dios!”
En un portal cercano ve a una vagabunda tirada entre unos periódicos. Y tiene un cartón de vino. Jose permanece dudoso, se acerca a ella con aire inseguro.
“P-perdone, hmm… disculpe…”
La mendigo tarda en reaccionar, le mira con ojos ebrios. Jose continúa.
“Hmm… Le compro el cartón de vino. Mire, le doy… tengo cinco euros. Todo lo que tengo.”
Jose le enseña el billete, pero la vagabunda atrae hacia si el cartón de vino.
“Oiga, perdone, que son cinco pavos por medio cartón de vino de mierda. ¡Está de puta madre!”
La mendigo sigue sin responder. Jose se exaspera.
“Mire, los cinco pavos y, encima, lo comparto usted. Aquí tiene. Cójalo.”
Jose le pone el dinero en la mano. La mendigo se guarda el billete y hace un gesto a Jose para que se siente junto a ella. Jose se lleva el cartón de vino a la boca y empieza a beber y beber sin parar. Separa el cartón de sus labios con asco. La mendigo le mira sorprendida.
“Joooder, tronco… ¿un día chungo o qué?”
Jose la mira con recelo.
“Un poco, si…”
“Bueno, tronco, ¡mírate! ¡Peor no te puede ir!”
La mendigo ríe. Le faltan la mayoría de los dientes. Jose le sonríe con amabilidad y pregunta:
“¿De dónde es usted?”
“Nah, de aquí del barrio, de toda vida. Me los conozco a todos.”
La vagabunda mete la mano en su bolsa, saca una jeringuilla y una cuchara. Se prepara un pico delante de Jose. Éste la mira totalmente horrorizado. Ella se comporta con naturalidad.
“¿Un tirito?”
Jose no sabe que decir.
“No, no, gracias…”
“Que es buena, ¿eh? Es la polla.”
“No, no, es que… hmm… Tengo Sida.”
La mujer queda tan pasmada como Jose. Tarda en reaccionar.
“Jo… eso… eso… No veas, ¿eh?”
Jose da otro largo trago al cartón de vino, se lo pasa a la mendigo. Ella lo rechaza a toda prisa.
“No, no, tronco… Para ti, ¿eh? Para ti, de verdad.”
Jose queda contrariado, ofendido. Da otro sorbo al cartón. La mujer decide no inyectarse y guarda la jeringuilla en la bolsa con mucho cuidado. Jose nota que su presencia la incomoda. Él mira a su alrededor y echa otro vistazo a la escena en la que está metido. Se le escapa una sonrisa desencantada.

BANCO
     La directora del banco sostiene un dibujo de la fachada de una pastelería de estilo clásico americano.
     “Es una preciosidad.”
     Jessi y Jose están al otro lado de la mesa. Jose permanece recostado en su silla, con actitud distante. Su novia, al contrario, viste y actúa intentado dar una grata impresión.
     “Ya he solicitado las ayudas a jóvenes emprendedores y…”
“Bueno, esas ayudas ya no son lo que eran. Ahora las dan con cuenta gotas.”
“Ya, lo sé pero, entre usted y yo, tengo un buen amigo en el ayuntamiento y solo necesito demostrar que cuento con el 60% de la inversión inicial. Apenas nueve mil euros, está todo en los papeles, y…”
“Mira, has trabajado mucho y se nota. Tienes un currículum espectacular, sobretodo para alguien de tu edad, así que te seré sincera: no tienes propiedades para avalar el préstamo, ni avalistas, ni sueldo fijo…”
“Si, si, lo sé, pero… mi novio si tiene sueldo fijo y nos vamos a casar muy pronto.”
La mujer lanza una mirada a Jose, en busca de una respuesta. Éste se incorpora con desgana.
“Sí, bueno... Es un tema que aún tenemos que hablar bien, ¿sabe? Lo tenemos un poco… como en el aire.”
Jessi se queda de piedra al oír la respuesta de Jose, le mira incrédula. La mujer del banco añade.
“Mira, mi consejo es que intentes buscar trabajo en alguna pastelería de nivel, que conozcas gente y te hagas una reputación. Estas cosas se hacen poco a poco. Seguro que en 15 o 20 años podrás tener tu propio negocio.”

COCHE.
     Jessi conduce el coche, muy enfadada. Jose intenta tranquilizarla.
     “Chiqui, pero… si yo estoy trabajando en negro…”
     “¡Pero esa tía que coño sabe! ¡Lo importante era que firmara y ya está!”
     “Si, claro, que iba a firmar sin ver mi nómina…”
     “Menudo día has elegido para empezar a actuar como un puto gilipollas, Jose. De verdad…”
     Se detienen ante un semáforo, lo que hace que el silencio sea aún más palpable y la situación más incómoda.

ASOCIACIÓN ENFERMOS VIH
Jose comprueba la dirección del local con la del folleto que tiene en la mano. Es correcta. Baja la ventanilla y se asoma para poder ver mejor el edificio. No hay ningún cartel, ninguna señalización que indique la función del local. Jose permanece indeciso, pero lanza un largo suspiro y se prepara para salir. Apaga la radio y se quita el cinturón de seguridad. Queda con la mano en el pestillo del coche. Inmóvil. Vuelve a poner los dedos en el volante mientras maldice.
     Anochece. Jose continúa en el coche. Ve salir un par de personas del edificio, los analiza con atención: dos chicos de treinta y pocos, vestidos de calle. Nada de especial.
Las luces del edificio están encendidas. Jose se impacienta.
     Jose lleva otra ropa y vigilia aparcado desde otro sitio, con el sol dándole en la cara. Se frota las manos para calentarlas y se pone el abrigo. Pequeños grupos de personas entran y salen del edificio con naturalidad.
     Otro aparcamiento. Otra ropa. Pero Jose no está en el coche. Permanece sentado en un banco frente al edificio. Toma un café muy caliente mientras permanece pensativo.
Jose entra en el edificio. Es de noche y está desierto, todas las luces permanecen apagadas.
“¿Hola? ¿Buenas noches?”
Oye ruidos. Viene de detrás de una de las puertas, y sale luz de debajo de ella. Entra.
Un grupo de personas están en el centro del aula haciendo ejercicio, las mesas han sido apartadas a los lados. El grupo forma una circunferencia, hacen la bicicleta con la espalda apoyada en el suelo y las piernas en alto. Un entrenador les anima y les da instrucciones.
“¿Perdón? ¿Se puede?”
Todos se detienen al entrar Jose. El entrenador le observa extrañado, eleva la voz para que pueda oírle desde el otro extremo de la sala.
“¡Llegas tarde! ¡¿Eres nuevo?!”
“Hmm… No, no… Es que…”
“¡No te oigo! ¡Acércate, por favor!”
Jose avanza, con pasos indecisos. Debe introducirse en el interior del círculo de gente para poder hablarle. El entrenador le dice.
“Adelante, cuéntale a tus compañeros como te llamas y… alguna otra cosa. Lo que sea.”
La voz de Jose suena insegura. Le es imposible mirar a todos sus compañeros a la vez, así que debe girar sobre si mismo mientras habla.
“Pues… Me llamo Jose, sí, y soy de…”
Los chicos del círculo le interrumpen. Empiezan a corear al unísono.
“Jo… se… Jo… se… Jo… se… Jo… se…”
Éste les mira perplejo, sin entender. Ellos siguen coreando mientras siguen el ritmo dando estruendosas palmadas.
“¡Jo-se! ¡Jo-se! ¡Jo-se! ¡Jo-se!”
Jose queda aterrado, sigue dando vueltas sobre si mismo. La gente del círculo deja de dar palmas. Ahora golpean el suelo mientras gritan.
“¡JOSE! ¡JOSE! ¡JOSE! ¡JOSE! ¡AAAAAHUUUUUUUU!”
Al final todos comienzan a aullar y a reír.
“¡AAAAAAHUUUUU!” “¡AAAAAHUUUUUUU!”
El entrenador se acerca a Jose, con una sonrisa amable.
“Es solo una novatada, Jose, perdona. Para romper el hielo. Yo soy Julián, encantado. Perdónanos, por favor.”
Jose le estrecha la mano, continúa nervioso. Sus compañeros se levantan y le saludan.

ASOCIACIÓN VIH
Jose presencia una conferencia desde la última fila. Julián, el entrenador, está sentado junto al conferenciante. Uno de los miembros del público levanta la mano y pregunta a éste último:
“Bueno, a ver… ¿y por sexo oral?”
El conferenciante se quita las gafas, cansado, y responde con ímpetu.
“Tampoco. Las probabilidades de contagio por sexo oral también son ridículas.”
El comentario produce un gran revuelo entre los asistentes. Algunos preguntan en voz alta:
“Si, si, ¿pero ridículas cuanto es?”
“Y serán ridículas si no hay… ¡glub, glub!”
Algunos miembros del público sueltan una risita. El conferenciante matiza:
“A ver, ¿qué hay que tener cuidado? Por su puesto, y ante la más mínima posibilidad de contagio corriendo a hacerse las pruebas. Pero a no ser que tengas una herida en el esófago o una úlcera es casi imposible que…”
“P-pero… A ver, perdone, yo no tengo ni idea de esto, pero la tele…”
“La tele nada. La tele tiene que vender preservativos ¿lo entendéis? Os lo voy a decir de la forma más clara y directa que se me ocurre: yo nunca practico sexo oral con protección. Pero ni yo ni nadie. Si el VIH se contagiase por sexo oral la humanidad se habría extinguido hace mucho.”
Todos los asistentes le miran boquiabiertos. El conferenciante continúa.
“Llevo en esto más de treinta años, ¿vale? Treinta. Y nunca, jamás, he visto un solo caso de: contagio por sexo oral, ni contagio  de chica a chico. Jamás. Y eso con glub-glub, sin preservativo y con todo lo que queráis.”
Jose muestra gran interés en la conferencia.

LOCALIA.
Jose cruza las puertas del edificio de Localia, tan cansado y molesto como siempre. Entra en la sala de realización tiritando.
“Buenas…”
En la sala está la realizadora, atenta a los monitores, y la presentadora, que da de comer a su hija pequeña. La presentadora saluda a Jose con una sonrisa.
“¡Hola, Jose! Di ‘hola’, cielo. Con la manita, ‘hola, Don Pepito’.”
La realizadora le saluda sin mirarle.
“Hey… ¿Qué tal las cabalgatas? ¿Algún caramelazo?”
Jose responde de mala gana.
“Alguno, alguno…”
Jose saca una cinta betacam de la bolsa, se la deja al lado mientras tose.
La presentadora recoge la comida de su hija, Jose se acerca a saludar a la pequeña.
“Pero bueno, ¿quién es esta niña tan guapa? ¿quién es esta cosita tan bonita?”
La niña responde.
“Soy yo.”
Jose y la presentadora le ríen la gracia, ella abraza a la niña y le estampa un montón de besos.
“¡Ayyyyy! ¡Que me la como, que me la comooooo! ¿A que es para comérsela, Lidia?”
La realizadora responde sin apartar la mirada de los monitores.
“Sí, sí, genial…”
“Lidia, ¿me la vigilas un ratito, que tengo que terminar de maquillarme?”
“Sí, sí, vale, vale…”
La presentadora se marcha y Jose carraspea mientras se suena con un clínex. Echa un vistazo a la niña y comprueba que Lidia, la realizadora, está concentrada y nerviosa dando instrucciones a los cámaras del estudio. Jose se acerca a la niña y le susurra:
“María, María, ¿tú quieres mucho a tu mami?”
Ella asiente entusiasmada.
“Chiii”
“¿Sí? ¿Pero mucho, muchísimo?”
“¡Chiiiii!”
“Pues, tengo que decirte una cosa muy importante de tu mamá…”
La niña le observa intrigada, él la mira a los ojos.
“María… tu madre se ha muerto.”
La niña no sabe como reaccionar. Empieza a negar con la cabecita.
“No, no…”
“María, mira a tu alrededor. ¿Tú ves a mamá?”
Ella pasea sus ojitos por la habitación, vuelve a negar.
“Claro, no puedes verla porque está muerta. Y no va a volver nunca…”
Los ojos de María se inundan de lágrimas.
“¡MAMÁAAAA! ¡MAMÁAAAA!”
Jose llama a la realizadora.
“¡Lidia, Lidia! ¡Que a la niña le pasa algo!”
“Por Dios, ¿pero que pasa?”
“Tranquila, guapetona, tranquila.”
“Tranquila, cielo. ¿Qué te pasa? ¿qué pasa?”
“¡Mamáaaa! ¡Mamá se ha muerto! ¡Y NO VA A VOLVER NUNCAAAAA!”
“¿Qué?”
Una voz llama a la realizadora por los altavoces, ella responde nerviosa.
“¡Un momento, coño! A ver, cielo… Jooodeeer…”
Jose aprovecha la confusión de Lidia para escaquearse y salir de allí. La realizadora aúpa a la niña en sus rodillas y vuelve al CCU.
“Hale, hale, que no pasa nada, cielo ¡Javi, coño, haz el balance de blancos, tío! Hale, hale…”
La presentadora entra corriendo, se encuentra a la niña llorando en las rodillas de Miriam mientras ésta sigue dando órdenes a los cámaras.
“¡MAMÁAAAA!”
La presentadora coge a la niña en brazos.
“No pasa nada, mi vida. Aquí está mami, aquí está mami. A ver, Lidia, ¿qué ha pasado?”
“Pues, no sé, yo estaba…”
“¿Pero cómo que no sabes? ¡Si la estabas cuidando tú!”
“Vale, sí, pero es que yo estoy trabajando.”
“Que te he pedido que la vigiles cinco minutos, ¡cinco minutos, por Dios! ¿Qué haces cuando tienes que cuidar a tus hijos?”
“¿Pero qué coño tienen que ver mis hijos en esto? ¿Esa tontería a que viene?”
Jose escucha la discusión con media sonrisa desde la habitación de al lado mientras se toma una pastilla. Se suena los mocos y se marcha del estudio.

PARQUE
Jose conversa con otros miembros de la asociación del VIH mientras recogen jeringuillas en un parque. La mayoría son hombres de actitud afeminada. Uno de ellos comenta.
“Pues sí, con el test Elisa y el Western Blood obtienes los resultados en menos de 24 horas. Nada de esa prueba cutre de los 3 meses. Pero es exclusiva para empleados sanitarios.”
“Sí, vale, ¿y qué más da? ¿De qué te sirve saberlo tan pronto?”
“Para estar jodido antes…”
“¡Ja, ja!”
“Vamos a ver… El virus tarda diez días en instalarse en los ganglios, ¿vale? Y si te aplican la triple terapia antes de que llegue a los ganglios el virus es erradicado de tu organismo en más de un ochenta por ciento de los casos.”
Los demás permanecen confundidos.
“O sea… ¿Que se cura? ¿Estás diciendo que se puede curar el Sida?”
El compañero asiente.
“Pero solo en esas circunstancias.”
Todos quedan boquiabiertos.

ASOCIACIÓN VIH
Jose entra en la sala de conferencias, se sorprende al ver que está vacía. Desde la entrada le llaman dos de los compañeros que recogían jeringuillas con él.
“¡Jose, Jose! Que lo han retrasado, no empieza hasta dentro de media hora.”
“¿¡Media hora!? No jodas…”
Jose resopla, impaciente.

Jose está en la salda de ordenadores de la asociación, tirado y aburrido frente a un monitor. Se pone a toquetear en Google:
‘Asociaciones enfermos VIH Madrid’
Mira los resultados, ninguno le satisface.
‘Ayudas enfermos VIH.’
No encuentra nada interesante. Jose se desespera, vuelve a teclear.
‘Soy un puto sidoso de mierda que está hasta los putos cojones de todo.’
Los resultados son enlaces a foros. Sobretodo de fútbol e inmigrantes sudamericanos, donde se insultan constantemente. Pero hay un enlace que llama la atención de Jose:
Si tienes VIH puedes ganar 15.000 euros
Jose observa el link extrañado, es de una página de anuncios. Clickea sobre él. Sus ojos se abren de par en par al leer el contenido del mensaje:

Madrid  »  contactos  » chico busca chica »  otros 
Lunes, 7 de abril de 2007, 13:38
334 personas han visto este anuncio
Os cuento:yo soy hombre y me enamore de una chica(23 = a=F1os) la=20 cual ya sabia que lleva una vida loca,como un iluso crei que = podria=20 cambiar,al acabar la relacion vi como lo unico que fui es un = pagafantas y ella una puta sin sentimientos.a lo que voy:me = gustaria=20 que un hombre 19-27a=F1os mas o menos atractivo se ponga en = contacto=20 conmigo(tiene que tener vih y demostrarmelo sino no os=20 molesteis)os ganareis diez mil euros y yo os aseguro que os pondre en contacto con ella y = conseguireis tener sexo gratis(esta chica esta totalmente = limpia=20 porque me hice las pruebas del vih y salimos negativos )la = chica es=20 bastante atractiva,pero es lo que es(una puta sin = sentimientos como=20 dije),asi que los que querais(repito con vih y que me lo = puedan=20 demostrar)podreis estar con ella y ganaros un dinero.poneros en contacto conmigo = y os cuento :
carlitos9867@hotmail.com

La mirada de Jose queda clavada en el anuncio. Cierra la página.



Fin Capítulo 3

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