jueves, 18 de agosto de 2011

Asfixia - Capitulo 2


44. RESIDENCIA. 2ª PLANTA. SALA DE ESPERA. INT. DÍA
VÍCTOR espera impaciente mientras repasa las notas de la libreta de Fred Hastings. En la sala de espera también hay una MUJER y un MATRIMONIO (ESPOSA: “¿Qué hora es?”) VÍCTOR ve a SARAH ROGERS cruzando la sala de espera y corre hacia ella.

VÍCTOR
Sarah, oye ¿Por qué si ayer la hora del baño de mi madre era a las doce, hoy ha cambiado a las cinco?

SARAH ROGERS
(Con cinismo) Lo siento mucho, Víctor. Yo no hago los horarios.

VÍCTOR
Ya, pues es mucha casualidad que siempre que vengo a ver a mi madre sea su hora del baño.

SARAH se encoge de hombros y se marcha con una sonrisa de satisfacción en los labios. VÍCTOR le mira el culo mientras se aleja.

 (over) VÍCTOR NIÑO
Follar con una enfermera es fácil, sólo hay que estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. El hospital, el día que sus jefes no la dejan ir a ver a su padre recién fallecido, y necesita que alguien le haga olvidar el dolor aunque sólo sea por un segundo.

VÍCTOR nota un olor raro.

(Off) EDNA
¡Tú!

A su lado, está EDNA (88 años, residente). Va montada en una silla de ruedas y del cuello le cuelga un babero lleno de lamparones y espumarajos.

VÍCTOR
Ah, hola. Lo siento, si.

EDNA
Tú… Me hiciste daño en el chimichurri, y se lo voy a contar a mamá. Me dijiste que era nuestro juego Colin, pero tú me hiciste daño en el chimichurri con tu lapicito.

El huesudo dedo meñique de EDNA señala la entrepierna de VÍCTOR.

VÍCTOR
Joder, no lo llames lapicito y te he dicho que lo sient...

VÍCTOR se acerca a EDNA para cogerle la mano y darle más énfasis a su disculpa. Ella retrocede asustada.

EDNA
¡No me toques! La doctora Marshall no dejará que me hagas daño.

VÍCTOR
Oye, aclárate: o doctora Marshall o Mamá. O tienes diez años o noventa. Joder, hay gente que no sirve ni para estar loca.

EDNA
¡Por qué, Colin! ¡Por qué me hiciste daño con tu lapicito!

VÍCTOR
Y yo que sé… Tenías unas buenas tetas ¿Vale? Me gustaban tus tetas. Tómalo como un cumplido.

EDNA queda en silencio.

EDNA
(Muy afectada) ¿Mis tetas? ¿Me... jodiste la vida... para mirarme las tetas?

VÍCTOR
Coño, es que dicho así...

EDNA
Pues vas a poder verlas todo lo que quieras.

EDNA se levanta de la silla de ruedas con mucho esfuerzo, las rodillas le tiemblan. Comienza a desabrocharse los botones del batín con sus dedos huesudos y torpes.

EDNA
Vas a mirarlas hasta que te canses.

VÍCTOR no sabe cómo reaccionar, el resto de personas de la sala de espera contemplan la escena atónitos. El sostén de EDNA se empieza a vislumbrar por la abertura del batín. VÍCTOR intenta sujetarla, detenerla. Con el forcejeo mete la mano en el bolsillo de EDNA. La saca con asco, tiene los dedos cubiertos de comida a medio digerir.

VÍCTOR
¡Joder! ¡Escucha, pedazo de loca! Si, bueno, te metí la polla. Y lo siento ¿Vale? ¡Lo siento! Pero, por Dios, si eso debió ser… antes de la Guerra de Troya. ¡Supéralo! ¡Supéralo y sigue con tu vida, joder!

VÍCTOR oye un ruido. PAIGE MARSHAL está junto a ellos, observando cómo VÍCTOR inmoviliza a una anciana enferma y semidesnuda. Él se siente avergonzado. Los ojos de EDNA se llenan de lágrimas.

EDNA
Dios… ¿D-de… de verdad lo sientes, Colin?

(over)VÍCTOR NIÑO
Por qué los viejos tardarán tanto en morirse.

VÍCTOR
Que sí, que sí…

EDNA llora de alegría.

EDNA
T-te perdono... oh, Colin. Te perdono...

Víctor se siente cada vez más incómodo con toda esa gente observándole.

VÍCTOR
Joder ¿No podrías llorar en otra parte?

EDNA
Te perdono... T-te perdono...

VÍCTOR no aguanta más. Coge su chaqueta y se larga.

(over) VÍCTOR NIÑO
Estos viejos chochos, estos fósiles agonizantes. Menos mal que hoy es jueves...

46. ASEO DE CABALLEROS. INT. NOCHE

(over)VÍCTOR NIÑO
...y los jueves significan Leeza.

VÍCTOR entra en un amplio aseo de caballeros. El lugar sólo está iluminado por el leve brillo que dan las luces de emergencia. VÍCTOR va a pulsar el interruptor, pero una voz angelical lo detiene.

(Off) LEEZA
¡No, Víctor!

LEEZA (19 años) se asoma por una de las letrinas, medio escondida tras una de las puertas.

LEEZA
(Con timidez) Ya sabes que no me gusta con luz…

VÍCTOR
Aquí no veo nada, Leeza.

LEEZA
Por favor...

VÍCTOR enciende la luz.

LEEZA
¡No!

LEEZA es una chica gordita de aspecto aniñado. Lleva un broche de un conejito en el jersey.

LEEZA
Odio mi cuerpo.

VÍCTOR se acerca, le acaricia el rostro.

VÍCTOR
¿Pero qué dices? ¿Sabes lo que yo veo cuando te miro?...

(over)VÍCTOR NIÑO
A una puta cerda.

VÍCTOR
...A la niña con la carita más dulce del mundo.

LEEZA sonríe coqueta, besa con timidez los labios de VÍCTOR. Levanta los brazos para que él la desvista. VÍCTOR comienza a sacar el jersey, pero al llegar a la altura del pecho no puede subirlo más. LEEZA suelta un gritito.

VÍCTOR
Espera, se ha enganchado con el sujetador.

LEEZA
Imposible. No llevo.

VÍCTOR ve que una gota de sangre cae al suelo. Vuelve a levantar el jersey hasta que oculta el rostro de LEEZA y mira bajo ropa. El alfiler del broche le atraviesa el pezón. Levanta el jersey con cuidado, el alfiler se tensa, tira de la carne.

VÍCTOR
Joder...

LEEZA suelta una risita risueña.

VÍCTOR
...Tienes que decirme donde has comprado ese broche.


47. ASEO DE CABALLEROS. INT. NOCHE
VÍCTOR está tumbado sobre LEEZA, con los pantalones bajados y los pies de ella apoyados en los hombros.

(over)VÍCTOR NIÑO
Con el lapicito hundido en las tripas de Leeza, Víctor se fija en sus ojos claros y preciosos, en sus pezones oscuros y duros. Para no correrse aún, piensa que si a todos esos síntomas le sumas que le huele el aliento, es posible que la gordita padezca leucemia.
Para no correrse, se fija en el sarpullido rojo que tiene entre los pliegues de carne. Es Herpes. O sarna. Quizás la tiña.
Cualquier anomalía que notas es una señal que tu cuerpo te envía para decirte que algo va mal.
¿Esas manchas flotantes que atraviesan tu campo de visión en los días soleados? Es tu retina desprendiéndose. Te estás quedando ciego.

LEEZA
¿Te gusta?

VÍCTOR
Te aseguro... que no hay culo con el que disfrute más mi polla.

LEEZA
(Conmovida) Oh... ¡Gracias!

(over)VÍCTOR NIÑO
Para no correrse, piensa en Bobby, mi perro. En el olor de los guantes de látex después de quitarle las lombrices. En el resultado de sentarte encima de un bisturí. En cuando recoges una cucaracha aplastada y notas sus patitas moverse a través del papel.

VÍCTOR
Joder... Estoy en el puto cielo de los culos ¡Joder!

LEEZA
¿Si? Pues te voy a llevar al paraíso.

Un chorro de orín impacta en rostro de VÍCTOR. Tras la sorpresa empieza a reír a carcajada limpia. VÍCTOR aumenta el ritmo y el sonido repetitivo de las penetraciones se hace más fuerte.

48. METRO. INT. DÍA.
La caja se agita con estruendo entre las inquietas manos de VÍCTOR NIÑO, que acerca la oreja para oír el sonido.

IDA MANCINI
No hagas eso, que lo rompes.

IDA MANCINI(48 años) señala en dirección a las escaleras mecánicas.

IDA MANCINI
Míralos, Víctor.

Hay dos filas perfectamente organizadas. Una de bajada y otra de subida. La gente se desplaza en cintas mecánicas hasta su escalera mecánica correspondiente.

IDA MANCINI
Mira bien a esos borregos, Víctor. Tú tienes la suerte de ser especial, por eso debes conseguir despertarles. Algún día mostrarás a esta gente todo lo que yo te he enseñado, les devolverás la felicidad, salvarás sus vidas. Esa es tu misión.

IDA lo lleva hasta una máquina expendedora de billetes que tiene un difícil acceso porque está apartada del resto. Un HOMBRE está echando unas monedas y recoge su billete.

IDA MANCINI
No quiero que aceptes el mundo tal como es, quiero que lo inventes. Crea tu propia realidad, tus propias normas. Tienes que aprender rápido, Víctor, porque no voy a estar aquí siempre para molestarte.

El HOMBRE se aleja de la máquina expendedora.

IDA MANCINI
Ahora ¡Corre, corre!

VÍCTOR permanece indeciso.

IDA MANCINI
¡Venga, vamos!
¿Qué ocurre, Víctor?

VÍCTOR NIÑO
Mamá, se supone que les ayudamos a ser felices… pero nunca les gusta lo que haces.

IDA MANCINI
Escúchame, Víctor, si Jesucristo existiese en la actualidad ésta sería su forma de echar a los mercaderes del templo. La gente ya no hace caso a los sermones, hay que salvarles con otros métodos ¿Confías en mí, cariño?

VÍCTOR, cohibido, asiente con la cabeza.

IDA MANCINI
Pues mueve el culo antes de que nos vean.

VÍCTOR corre hasta la máquina y vuelca el contenido de la caja en la bandeja de recogida de los billetes expendidos. Regresa con su madre y le devuelve la caja vacía.

IDA MANCINI
Perfecto, muy bien, Víctor.

Observan cómo una MUJER (35 años) llega hasta la máquina. Saca su monedero del bolso y busca monedas. VÍCTOR mira con expectación. La MUJER echa las monedas y mete la mano en la bandeja de recogida de los billetes.

MUJER
¡AHU!

La MUJER saca la mano, tiene sangre. Se agacha para mirar dentro de la bandeja. Está llena de jeringuillas. También hay un papel. La MUJER saca la nota con cuidado, en ella puede leerse: “Bienvenido al mundo real, ahora tienes VIH”.

La MUJER permanece confundida. Su respiración se vuelve más entrecortada y violenta. Cae de rodillas. Coge su bolso y vacía su contenido en el suelo. VÍCTOR NIÑO la mira a ella y a la gente que va de un lado a otro sin prestarle atención al ataque de histeria de la mujer. Ella revuelve sus cosas hasta encontrar un inhalador para el asma, se lo lleva a la boca.

IDA MANCINI
Tranquilo, solo tiene que esperar dos meses para poder hacerse las pruebas del sida y sabrá que está sana. Pero hasta ese momento, cada segundo de su vida será más intenso de lo que tú y yo seamos capaces de imaginar.

Cerca de ellos, tras una de las peceras del metro, VÍCTOR (Adulto) los observa.

49. RESIDENCIA. 2ª PLANTA. HABITACIÓN IDA. INT. NOCHE.
VÍCTOR está frente a la ventana con la mirada perdida.


Fin capítulo 2

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