11 Años Después
La
voz de Jose Adulto suena sobre un fondo negro.
(“Hmm… sí, hmm… mi nombre es… me
llamo Jose Sanz, ¿sí? Y, bueno… pues trabajo en la tele, como cámara, una tele
pequeña… En Localia, el de Madrid Norte. Aunque con lo de la TDT… tengo los días
contados. ¡Nos van a dar bien por culo! Je, je…”)
…
LOCALIA
Jose
entra en la sala de realización. Tirita, tiene mal aspecto. Deja caer la
cámara, el trípode, el macuto y todo lo que lleva encima en el suelo.
“Nos
vemos mañana, Lidia.”
La
Realizadora está absorta toqueteando mil botones del panel de realización y del
CCU. Le saluda sin apartar la vista de los monitores.
“Jose,
mira la pizarra antes de irte, que Javi ha tenido que cambiar turnos.”
Jose
mira una pizarra llena de rayones, manchas y pollas dibujadas.
“¡Lidia,
venga ya! ¡Que mañana tengo que ir al médico!”
Lidia
se encoge de hombros.
“Pues
es lo que hay…”
Jose
maldice y vuelve a recoger su cámara y todo el equipo.
“Pero
el material esta noche se queda en mi casa, ¿eh? Paso de volver aquí a las
tantas.”
“Que sí, que sí…”
Jose
la remeda a sus espaldas mientras se marcha.
(“Esta es mi cámara. Si, si, está
pegada con celo, ¡y graba fatal! ¡Je, je! Ni siquiera tiene antorcha, esa
lucecita que llevan… como un flash ¿Sabes?”)
…
PISO JOSE.
Jose
entra en su piso, apenas tiene fuerzas para cargar con todo el equipo.
(“Vivo en el centro, en un piso
compartido, y… ¿Cómo? No, no. Lo comparto con mi novia y su hermano.”)
Hay
un post-it en la puerta del dormitorio de Jose:
¡Peque! Mañana tengo que levantarme muy temprano L ¡Por
favor, no me despiertes! Te quiero!
Jessi
Jose
lanza un largo suspiro mientras deja el equipo de cámara en el primer sitio que
encuentra. Coge una pequeña manta, se quita los zapatos y se hace un ovillo en
el sofá.
…
CONSULTA
DEL MÉDICO.
“Y…
creo que ya está, ¿no? Bueno, no sé.”
La
doctora asiente mientras toma notas. Jose la mira sin saber que hacer ni que
decir, se siente fuera de lugar. Su gigantesca y primitiva cámara descansa en
la silla de al lado. Jose se mete un caramelo en la boca mientras estornuda.
Sorbe con fuerza por la nariz.
“Perdón.”
“¿Fumas?”
“No.
Bueno… como 2 o 3 cigarros al mes. Lo que me apetece.”
“Así
se empieza.”
“Bueno,
llevo así 10 años…”
“Hmmm,
Jose, hmmm, ahora quería preguntarte algo importante, ¿de acuerdo? Muy
importante.”
Ella
queda en silencio, esperando una respuesta. Jose tarda en reaccionar.
“Eh…
sí, sí. Claro…”
“Muy
bien. Pues… Quería preguntarte si sabes qué es el VIH.”
Jose
queda contrariado, responde con recelo.
“Si,
claro. Bueno, lo poquito que he visto en la tele…”
“Bueno,
pues dime que es lo que has visto por la tele.”
Jose
empieza a ponerse nervioso, le lanza una mirada interrogativa a la doctora.
Ella se precipita en aclararse.
“Verás,
la gente tiene muchos prejuicios, ¿sabes? en realidad los tratamientos han
avanzado mucho.”
“P-pero,
vamos a ver, que yo me entere… Mire, no lo entiendo, ¿esto a que viene?”
La
doctora desvía la mirada un instante. Jose queda pálido, sin habla. Resopla, e
inspira con fuerza.
“No
lo entiendo… es que no… ¡No lo entiendo! ¡No lo entiendo!”
“Jose,
de verdad, no te puedes imaginar lo que han avanzado los tratamientos.”
“Joder,
pero ¿me…? O sea… no me voy a morir, ¿verdad? Joder, je, je, claro que no me
voy a morir… ¿Verdad?”
La
mujer queda en silencio, intenta mantener una actitud profesional, pero no lo
consigue. Jose se echa las manos a la cabeza.
“Dios…
Dios… Dios…”
“Te
juro que ya no es como antes. ¿Has visto a Magic Johnson? ¡Si está en mejor
forma que cualquier persona sana que yo conozca! ¡Y lleva años enfermo!”
Jose
queda pensativo. Asiente en silencio.
“Muy
bien, muy bien. Cuando tu novia y tú habéis mantenido relaciones, ¿siempre
habéis usado preservativo?”
Jose
vuelve a asentir.
“Aún
así debes decirle que se haga las pruebas, por si acaso. Pero ahora tienes que
pensar en ti y solo en ti. Podríamos hablar de algunas asociaciones…”
“¡No!
¡No vale! Vamos a ver… ¡Solo he estado con una tía en toda mi vida! ¡Y… y no
follamos una puta mierda! ¿¡Cómo cojones he pillado el Sida si no follo?!”
“Hmm…
verás… por lo que he leído en tu ficha, naciste por cesárea y necesitaste
transfusiones.”
Jose
se encoge de hombros, una sonrisa de amarga incomprensión se dibuja en sus
labios.
“Bueno,
en el ochenta y tres los análisis que se hacían a las donaciones de sangre no
eran tan exhaustivos como en la actualidad…”
Jose
se echa las manos a la cabeza. Los ojos se le humedecen, empieza a sollozar.
“¿Y…
y me toca a mí? ¿Me toca a mí? Mierda… lo siento, pero… j-joder…”
Jose
queda en silencio, intenta contener las lágrimas. Algunas le caen por el rostro
y se apresura a limpiarlas con la manga.
“Tengo
25 años… ¡tengo 25 años…! ¿Cómo me voy a morir con 25 años?”
La
doctora permanece en silencio, con la mirada baja. Jose se hunde poco a poco
ante ella.
“Lo
siento, es que… es demasiado, ¿sabe…? Lo siento…”
Fin Capítulo 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario