…
La
perra corretea por una calle solitaria, Pita y Jose caminan detrás. La chica le
comenta.
“…Sí,
sí, me pagan el billete de avión y tal, ¡que está genial! Pero después… Que si
hotel, que si alquilar bici, que si ñam-ñam… ¡No me quedan ni veinte pavos!
¿Qué hago yo en Berlín con veinte pavos?”
“En
Berlín con veinte euros no compras… ni diez euros.”
“¡Ja,
ja! ¡Vaya tela! ¿Está muy lejos la tienda esa de animales?”
“No,
no. Cinco minutos. Pues mira, la última vez que yo fui a Berlín, ahí con mis
amigos y eso, también estábamos a dos velas, ¿sabes? Y…”
Pita
se detiene. Ve algo que le cambia la expresión. Jose sigue su mirada: En una
terracita Goku está tomando una cerveza acompañado de una pelirroja
espectacular.
Jose
sonríe para sí mismo.
“Coño,
mira, si es Goku. ¡Eh, Goku! ¡Goku!”
Avanza
hacia él mientras Pita le sigue, reticente. Goku se levanta de su silla y les
saluda con naturalidad.
“¡Qué
pasa, chavales!”
Pita
se acerca a sus labios, pero él la esquiva y le da dos besos en las mejillas.
La chica queda aún más desconcertada. Se limpia la cara con la manga. Goku
sigue actuando con desenvoltura, como si no pasara nada.
“¿Y
qué hacéis por aquí?”
Jose
también finge actuar con naturalidad.
“Nada,
que nos hemos encontrado ahí, en el parque. Pero nos tomamos una cervecita con
vosotros.”
“Si
es que… Ya nos íbamos, que se nos ha hecho tarde.”
“¡Pero
si es domingo, tronco! Venga, la última.”
“¡Ojalá,
ojalá! Si tengo comida familiar… ¡Uf, que perezón…! Luego os llamo, ¿vale?”
“Venga,
nos vemos.”
Pita
sigue a Goku y a la pelirroja con la mirada mientras se alejan. A Jose le
cuesta contener su alegría. Pita tiene mala cara.
“Jose,
perdona… yo me voy a ir a casa…”
“¿Pero
tú también? Que prisa os ha dado a todos de repente.”
“Es
que… estoy un poco desganada… Otro día, ¿va?”
Pita
se despide y se aleja.
COCHE
Jose
conduce mientras escribe un whatsapp:
“¡Mejor imposible! Vas a
flipar cuando te lo cuente.
1abrazo, champion!”
Recibe
respuesta al mensaje casi de inmediato:
“Tranqui, ya me lo
an contado todo…”
Jose
lee el whatsapp sin entender.
…
Jose
aparca frente al bar donde siempre se reúnen. Carlitos le está esperando allí,
en la entrada. Y Pita está a su lado. Jose queda sorprendido al verles juntos.
La chica salta sobre Jose y le abraza.
“¡Perdón,
perdón por dejarte tirado! Es que… ¡Ha sido ver a Goku con la tía esa y…! Yo
que sé, tronco… Yo que sé…”
Carlitos
le espeta.
“A
ver, Pita, que tú ya conoces a Goku. Ya sabes lo hay.”
“Sí,
sí ya lo sé. Si la tonta soy yo…”
“Pues
ya está. ¿Sabes lo que tienes que hacer? Coge el teléfono y dale caña. Que te
explique todo de pé a pá.”
“Pues
sí, pues sí, porque… porque… (solloza)
La madre que lo parió…”
Se
lleva el móvil a la oreja. Carlitos sigue caldeándola.
“No
dejes que te toree, ¿eh? Firme. Firme.”
Pita
asiente y habla al móvil.
“¡Tú!
¿¡Qué pasa contigo?! ¡¿Quién era la pelirroja esa con cara… con cara de
guarra!? Es que encima discreto, vaya careto de guarrona que tenía la tía…”
Jose
aprovecha para hablar con Carlitos sin que Pita les oiga.
“¿Y
ésta? ¿A qué viene a verte?”
“Pues…
no sé. Estaba mal y quería hablar con alguien.”
“Ya…
¿Y viene a hablar con su ex? ¿A hablarte del tío por el que le ha dejado
tirado?”
“Joder,
Jose, que la conozco de toda la vida.”
“Ya,
ya… De repente sois los mejores amiguitos del mundo, ¿no?”
“A
ver, tío, céntrate. ¿Aquí lo importante que es? Que el plan ha salido de puta
madre, ¿no? Pues ya está.”
Vuelven
a atender a la llamada de Pita. La chica dice al teléfono.
“…¡Perdona,
perdona, cari! Si es que… es que te quiero un montón y… ¡Aich! ¡No puedo ser
más burra! ¡Lo siento! ¡Muuuak! ¡Te quiero! ¡Te quiero muchísimo!”
Jose
y Carlitos la miran boquiabiertos, totalmente descolocados. Pita se precipita a
explicarles lo ocurrido.
“A
ver, que resulta que la chica esa solo es una ex, ¿vale? Una ex que le debe un
montón de pasta. Pero aún está enamorada de él, ¿entendéis? ¡Por eso no quiso
besarme, porque la chica se habría enfadado y no le habría devuelto ni un euro!
Y encima era una sorpresa que me iba a dar por mi cumpleaños ¡Que se viene a
Berlín conmigo!”
Pita
besa la cruz que lleva al cuello, dando gracias a Dios por su suerte.
“Si
es que… Goku tiene sus cosas, pero en el fondo es un amor.”
“No,
si ya se ve, ya…”
“Que
me voy corriendo a verle, ¡que no me aguanto! ¡Nos vemos!”
Les
lanza un beso con las dos manos y se marcha. Jose y Carlitos quedan mirándose
el uno al otro. Incrédulos. Jose es el primero en decir algo:
“Pero...
¡Pero este tío es un hacha!”
CARRETERA
Un
Mercedes circula por una cochambrosa carretera, rodeada de árboles y una
caudalosa acequia. En el interior, un joven Goku de tres años de edad juega con
sus muñecos de Vegeta y Son Goku en los asientos traseros del coche. Su padre
conduce y su madre observa los árboles desde el asiento del copiloto.
Un
pinchazo. El coche patina. El padre intenta mantener el control con un
volantazo, el coche cae directo a la acequia. Boca a bajo.
La
familia queda colgando por los cinturones de seguridad mientras el agua entra a
raudales por las ventanillas. Están en shock, les cuesta reaccionar.
La
madre grita pidiendo ayuda, el padre lucha por abrir la puerta. El ancho de la
acequia es igual al del coche, la puerta choca contra el lateral de piedra
dejando una abertura demasiado pequeña para escapar. Pero perfecta para que el
agua inunde el vehículo.
La
madre corre a la parte de atrás. Toma al pequeño Goku entre sus brazos mientras
mira con ojos desorbitados a su alrededor, la impotencia la desquicia. El padre
patea con todas sus fuerzas las bisagras de su puerta, para desencajarla del
armazón, pero apenas logra abollarla un poco. El agua les llega al cuello. El
padre arrebata al pequeño Goku de los brazos de su madre. Mete al niño por la
leve ranura que ha dejado la puerta.
El
padre empuja con fuerza, el niño se araña con el metal, con la piedra, chilla.
Su cuerpo queda encajado entre la carrocería del coche y el lateral de la
acequia. Pero es suficiente para que su cabecita asome por encima del agua y
pueda respirar. Lanza una última mirada a sus padres, quienes le observan
fijamente debajo del agua.
…
DORMITORIO
CARLITOS.
Jose
mira con ojos desorbitados a Carlitos, intenta asimilar lo que acaba de escuchar.
“Y
por eso Carlitos vive ahora con su abuelo.”
“Hostia…
¡puta!”
Carlitos
asiente mientras Jose suelta un largo silbido.
“Que
fuerte, chaval… No me lo esperaba.”
Los
dos quedan en silencio. Es Carlitos quien rompe el largo silencio.
“Oye,
Jose, ¿puedo preguntarte algo?”
Jose
aprovecha para mirar sus mensajes del móvil.
“Ajá…”
“Si
no quieres no tienes que responder…”
Jose
levanta la vista del móvil. Es evidente que aquello es serio.
“¿Por
qué haces esto?”
Jose
le mira sin entender.
“Es
que… cuando puse el anuncio supuse que me respondería un yonki o algo así… y tú
de pasta se ve que estás bien. Diez mil euros por joderle la vida a alguien… No
es dinero.”
Jose
queda claramente molesto, no se esperaba algo así.
“Oye,
que aquí el colgado que puso el anuncio ese fuiste tú, ¿te enteras? Y si de
verdad te parece barato pues da gracias y cierra la puta boquita, ¿vale? No
vengas jodiendo encima.”
Carlitos
levanta las manos, indicando que no se va a volver a meter donde no le llaman.
“Perdona,
tío. Lo siento.”
…
Salen
del cuarto. En la puerta del dormitorio de Carlitos hay un cartel:
‘Prohibida la entrada a maricones
y a homosexuales’
Bajan
unas escaleras que dan a la cocina. Una asistenta sudamericana y la madre de
Carlitos ultiman los detalles de la cena mientras esta le dice:
“Siéntate
ya a cenar si quieres, Teresa, que se te va a enfriar.”
“Gracias,
señora.”
La
mujer se sienta a comer en la cocina mientras su señora lleva los últimos
platos al comedor. Jose y Carlitos pasan a su lado.
“Que
aproveche.”
“Gracias.”
En
el salón, la madre coloca platos en la mesa prestando especial atención a la
presentación mientras el padre ve las noticias deportivas sentado en un sillón
con una cerveza en la mano. Lleva la corbata aflojada y el cinturón
desabrochado.
“Papá,
este es Jose. Jose, este es Carlos, mi padre.”
“Encantado.”
“¿Qué
tal, chaval?”
El
padre de Carlitos da un fuerte apretón de manos a Jose y dos sonoros cachetazos
en la cara sin apartar la vista del televisor.
“Carlos,
la cena ya está.”
El
padre de Carlitos coge el mueble con ruedas en el que está apoyado el televisor
y lo acerca a la mesa del comedor.
“Carlitos,
¿las manos?”
“Mamá,
no empieces…”
“No.
Mamá no empieces, no. ¿Tú eres un niño o un mono?”
Carlitos
hace un gesto de desesperación mientras se marcha al baño. Le oyen decir a lo
lejos:
“¡Ojalá
fuera un mono!”
La
madre empieza a servir los platos.
“Jose,
¿te gustan las berenjenas rellenas?”
“¡Uh!
Yo vivo en un piso de estudiantes, yo como de todo.”
“¡Ja,
ja, ja!”
La
madre le sirve un plato.
“Oye,
Jose… te queríamos preguntar una cosa…”
La
madre de Carlitos le lanza una sonrisa picarona. El padre continúa mirando la
tele, ajeno a la conversación.
“…¿Cómo
es Laurita?”
Jose
la mira interrogante.
“¿Laurita?”
“Que
ya nos lo ha contado, no pasa nada. Carlitos nos cuenta todo.”
Jose
continúa sin entender.
“La
novia de Carlitos, hombre.”
El
joven queda mudo. Sin habla.
“Es
que no hay forma de que nos traiga a la niña un día a comer a casa, ¡que somos
sus padres, y vamos a ser los últimos en conocerla!”
Jose
permanece pensativo.
“Laurita
es… Muy mona. Muy resultona.”
“¿Ah,
sí?”
“Sí,
sí. Muy maja… ¡No sé que hace con Carlitos!”
“¡Ja,
ja, ja!”
La
madre ríe satisfecha.
…
Los
cuatro cenan de forma amena. Jose y la madre conversan mientras Carlitos se
centra en devorar su plato y el padre sigue mirando la televisión.
“Hijo,
córtate un poquito, Jose va a pensar que no te damos de comer.”
Todos
ríen. Jose simula una sonrisa amistosa mientras mira desconfiado a Carlitos.
…
Jose
y Carlitos cogen sus chaquetas y abrigos del perchero.
“¡Mamáaaaa!
¡Que ahora venimos!”
“¡Espera,
espera…!”
La
madre se acerca a Carlitos y le comenta en voz baja:
“¿Vas
a ver a Laura?”
“Que
solo es una amiga, mamá. De verdad.”
“Anda,
invítala algo.”
Jose
ve como la madre da 20 euros a Carlitos y éste se lo agradece con un beso.
CALLE.
NOCHE.
Jose
conduce riendo a carcajadas. Carlitos también ríe mientras le habla.
“Bueno,
y por su cumple me dieron 50 pavos. Y ahora por los reyes otros 50…”
“¡Ja,
ja, ja! ¡Qué colgado estás!”
“Ya
ves.”
Jose
aparca el coche, apaga las luces.
“¿Pero
como le haces eso a tus padres, tío? ¿Y qué va a pasar cuando cortes con ella?
Porque no vas a estar con una novia imaginaria toda la vida…”
“¡No,
no! ¡Si ya hemos roto un par de veces!”
“¿¡Qué
dices!?”
“Sí,
sí. Y la primera vez mi madre se pasó toda la noche conmigo, consolándome en
plan ‘es que las mujeres son muy malas, hijo… tú solo puedes fiarte de tu
madre.’”
“¡JA,
JA, JA! ¡Que culebrón!”
Carlitos
ve algo que le llama la atención, indica a Jose que guarde silencio con un
gesto. Se escurren en sus asientos hasta quedar ocultos. Goku aparca su moto en
la acera de enfrente, a pocos metros. Lleva de paquete a una chica de unos 30
años con la que se besa al bajar de la moto. Él le soba el culo mientras ella
abre el portal entre risas. Jose y Carlitos esperan a que entren y se acercan a
la moto de Goku. Van cargados de botellas de cocacola.
Carlitos
coge un alfiler y agujerea la parte baja de varias botellas. Las colocan en el
asiento, en el manillar, sobre el depósito… de forma que gotee cocacola por
toda la moto.
Mientras
vuelven al coche, Jose teclea en su móvil un número de teléfono. Se lleva el
móvil a la oreja.
“(Pone voz de anciana) ¿Señor Collado?
¡Ay, ay! ¡Que susto más grande! ¡Ay, qué lástima, señor Collado!…”
Carlitos
ríe entre dientes, conteniendo la risa.
“…¡Corra
a su garaje, señor Collado, corra al garaje, por el amor de Dios!”
Cuelga.
Los se descojonan de la risa.
…
Amanece.
Goku sale del piso de la chica bostezando y con el pelo revuelo. Se despide con
un beso y baja las escaleras.
Mira
extrañado las botellas vacías de cocacola que hay sobre su moto, las aparta de
un manotazo. La moto está cubierta de cola reseca. Goku intenta rasparla con la
uña, pero no sale. Lo intenta con las llaves, tampoco funciona.
“¡Me
cago en la…! ¡La puta que parió!”
Goku
conduce la moto hasta su casa, se sorprende al ver frente a la puerta del
garaje a su abuelo hablando con una pareja de policías. Goku salta de la moto,
preocupado, corre hasta su abuelo.
“¡Abuelo,
abuelo! ¿¡Estás bien!? ¿¡Estás bien, abuelo!?”
El
anciano mira boquiabierto a Goku y a la moto. La pareja de policías también.
“¡Abuelo!
¿¡Qué ha pasado!? ¡Pero di algo, coño!”
El
anciano coge a Goku de las solapas. Lo zarandea con furia.
Jose
y Carlitos ven desde su coche como los policías forcejean con el abuelo para
que suelte a su nieto. Chocan las manos mientras ríen victoriosos.
ASOCIACIÓN
DE ENFERMOS DE VIH
Jose
conversa con Julián, quien suelta una sonora carcajada:
“¿Pero
cómo coño se va a contagiar alguien por usar un cortaúñas?”
“Pues…
Yo que sé… ¿Y si…?”
“Que
no, Jose, que no. Anda, relájate y disfruta. ¡Que hoy es día de culos!”
Jose
no comprende el comentario, mira en la dirección al pasillo: un grupo de chicos
jóvenes con una gran sonrisa y pequeños crucifijos colgando de su cuello entran
en la sala. Los enfermos cuchichean mientras les echan un buen vistazo a los
adolescentes y a sus culitos.
Y
al frente de los voluntarios, como cabecilla del grupo, va Pita.
Un
sudor frío baña la frente de Jose. Mira a su alrededor, no hay donde
esconderse. La única salida de la sala de descanso se encuentra donde está
Pita.
Los
voluntarios se desperdigan por la sala y se acercan a los enfermos para hablar
con ellos. Jose se aleja a toda prisa, al otro extremo de la sala. Finge echar
un vistazo a la máquina de café.
Julián
se acerca a Pita extendiendo los brazos.
“¡Cómo
está la voluntaria más guapa!”
Jose
ve como Pita habla con Julián, aprovecha para acercarse disimuladamente a la
salida. Camina con pasos cortos, nerviosos, vigila a Pita con atención. Está a
un paso de la salida.
“Perdone,
¿tiene cambio?”
Jose
da un respingo. Se serena un poco antes de responder al joven voluntario con un
gesto negativo. Intenta recuperar el aliento y controlar sus nervios. Vuelve su
atención a Pita. La chica ya no está.
Jose
mira en todas direcciones, pero no la localiza. Oye un ruido a su lado. Pita
cierra la puerta de la salida frente a las narices de Jose. La chica queda
atónita al verle.
“¿Jose?
Qué… ¿Qué haces tú aquí?”
Éste
palidece, no sabe que hacer. Una sonrisa nerviosa se dibuja en su rostro
mientras intenta ganar tiempo para pensar.
“Y-yo…
yo… también soy voluntario.”
La
chica continúa extrañada.
“Pues
nunca te he visto por aquí.”
“Ya…
sí… es que voy a varios centros, ¿sabes? Antes iba al de Plaza Castilla,
también al de San Blas. Pero me gusta más la gente de aquí.”
“Ya,
claro...”
La
chica señala a una pareja de gays.
“Entonces
conocerás Jaime y a Víctor, ¿verdad?”
“Sí,
sí. Están siempre por aquí. ¿Sabes que como
Jaime no quiere contagiar a Víctor llevan cuatro años sin follar?”
“Joder…
eso no lo sabía.”
“Además,
deja que Víctor se acueste con otros tíos. Bueno, y una vez hasta uno de los
amantes se fue a vivir con con ellos y todo.”
La
chica escucha las palabras de Jose boquiabierta.
“Madre
mía... No tenía ni idea. Y... ¿Y de aquel rubito de allí sabes algo?”
“¿Quién,
Daniel?”
“Es
que nunca quiere hablar con nosotros.”
“Bueno,
no me extraña... Es que era enfermero, ¿sabes? y se infectó porque un yonki se
cortó las venas delante de él y la sangre le salpicó en un ojo y…”
Un
grupo de enfermos pasa delante de ellos.
“Hasta
mañana, Jose.”
“Hasta
mañana, Esteban. Y se pasó meses con la sangre en el ojo. Sin infectarse. ¡Pero
que hasta dio negativo en las pruebas! Y un día…”
Pita
escucha con expectación lo que Jose le cuenta.
PISO JOSE
Jose
está chateando con Carlitos a través de Facebook, tirado en el sofá de su casa.
Hablan sobre las siguientes putadas que le van a hacer a Goku. Entonces en el
ordenador de Jose aparece un mensaje de chat procedente de Pita.
“Toc, toc!”
Jose
queda sorprendido. Escribe a Carlitos:
“Hostia, tú. Que ésta me está hablando!”
“Qué dices! Dile algo, coño!”
“¿Y qué le digo?”
“Tírale la caña, hombre. Síguele el
rollo.”
Jose permanece pensativo y confuso unos
segundos antes de responderle a su “Toc, toc”:
“Enseña la patita por debajo de la
puerta :P”
“jaja! soplaré, soplaré, y tu casa
derribaré, mamarracho.”
“No merece la pena el esfuerzo, aquí
solo hay un cerdito ;D”
“jaja! los cerditos están bien, pero me
gustan más los cuentistas XD ¿Y a ti?”
“También me gustan los cerditos, pero
prefiero las princesas.”
Jose se va emocionando a medida que avanza
la conversación y ve que Pita está coqueteando con él. Mientras espera la
respuesta de Pita, una segunda ventana de chat se le abre.
“Hola, guapo.”
Jose queda extrañado. Abre la foto de la
chica que le habla. Se queda con la boca abierta, es despampanante. Jose le
responde.
“Además guapa tienes buen gusto ;D.”
“Jaja! Estabas mirando mis fotos?”
“Claro, ¿se supone que no podía mirar?”
“Te equivocas. Lo q no puedes es dejar de mirar XP”
Jose sonríe orgulloso, con la autoestima
por las nubes. La chica continúa.
“¿Y este chico guapo tiene alguna chica guapa esperándole?”
“Claro que no, me estaba reservando
para una princesa como tú ;D ”
Un grito descomunal suena desde su
dormitorio.
“¡¡¡HIJO DE PUTAAAAAAA!!!”
Jessi sale de la habitación roja de furia,
le planta su móvil en la cara a Jose, con la conversación que ha mantenido con
la chica voluptuosa.
“¿¡Qué mierda es esta, Jose?! ¡¿Qué puta
mierda es esta?!”
Jose queda completamente en blanco.
“N-no es lo que tu piensas… te lo juro. No
es lo que tu piensas.”
“¡Pues yo pienso que intentabas comerle el
coño a la tía esta!”
Jose no encuentra las palabras, no sabe que
decir.
“¡ERES UN HIJO DE PUTA, JOSE! ¡ERES UN HIJO
DE PUTA!”
Jose corre tras ella, antes de que se
encierre en el dormitorio.
“Jésica, Jésica. Te lo juro, solo estaba
tonteando. Es una gilipollez. Solo…”
Ella intenta cerrar la puerta, Jose la
detiene.
“Vale, vale. Oye, mira... es que llevo
contigo toda la vida, solo quería saber que opinaría de mí otra chica. Te lo
juro.”
“¡Pues esta chica piensa que eres un
mierda! ¡Y esa es la única opinión que debería importarte!”
“¡Jésica! ¡Jésica!”
Ella intenta irse del piso, pero Jose le
sorprende arrodillándose ante ella y abrazándose a sus piernas. Tiene los ojos
llenos de lágrimas.
“Escúchame, por favor. Soy torpe, tonto y tirillas, y… Y lo único que me hace no perder
la cabeza es que alguien tan increíble como tú quiera estar conmigo.”
Jessica siente lástima por Jose, le
conmueve su actitud y sus palabras. Jose hunde el rostro en el vientre de ella,
comienza a llorar.
“Jessica…
eres lo único bueno que he tenido en toda mi vida. Yo... yo n-no sé vivir sin
ti. Por favor, no te vayas… Por favor…”
A
Jessica también se le humedecen los ojos. Pasa una mano por los cabellos de
Jose.
“Hijo
de puta…”
BAR
Gus
y Pikachu hablan en la mesa del bar, bebiendo un botellín de cerveza. Goku pasa
al lado, golpea la boquilla del botellín de Gus con el culo de su cerveza, para
hacer el vacío. Empieza a salir espuma del botellín de Gus a borbotones. Cuando
éste se da cuenta, la mitad de su cerveza ya está por la mesa.
“Joder…
Joder…”
Coge
unas servilletas mientras grita a Goku.
“¿¡Y
esto quien me lo paga, gracioso?!”
Goku
le da la espalda con una risa socarrona mientras le enseña su dedo corazón. Gus
se enfurece aún más. Jose aprovecha para acercarse a él y a Pikachu y les dice.
“¡Ps!
Chavales, ¿sabéis que pide Goku cuando llama al Telepizza?”
Los
dos chicos se encogen de hombros, sin entender.
“Pues
una… ‘familiar’”.
Pikachu
tarda en entender el comentario, pero Gus estalla en carcajadas. A la chica le
cambia el rostro cuando entiende la broma, riñe a Jose.
“Tío,
no tiene ninguna gracia, ¿vale? No es para reírse. Joder, Gus deja de reí…”
Pero
se le contagian las carcajadas de Gus y Jose.
“¡Que
no me hagáis reír, cabrones! ¡Que es muy cruel!”
Los
tres ríen al unísono.
…
Carlitos
escribe un anuncio en internet, en la sección ‘Chico busca chico’:
Tengo 25 centímetros de amor y
ganas de comer culos. Mi número de móvil es…
El
móvil de Goku suena mientras está en un botellón, junto a Pita. Lee el whatsapp
con cara de asco y la chica le pregunta.
“¿Quién
es?”
“Nada,
nada. Vodafone.”
Ella
le mira desconfiada mientras él guarda el teléfono. Al instante vuelve a
sonarle el móvil. Pita le dice enfadada.
“¡Qué
cariñosos están hoy los de Vodafone, ¿no?!”
El
resto del grupo ve desde lejos como discuten. Jose dice a sus compañeros en voz
baja:
“¿Y
sabéis que pide Goku cuando va de putas?”
“Joder…”
“A
ver con que sale ahora…”
“Pues
pide una… ‘mamaíta’”
Estallan
en carcajadas. Pita mira extrañada como ríen mientras señalan a Goku a sus
espaldas. Goku empieza a recoger sus cosas, alterado. Pita le grita.
“¡¿Te
vas!?”
“¿Qué
pasa, te tengo que pedir permiso para irme a mi puta casa? ¡Me tienes la cabeza
frita, ¿te enteras?!”
“¡Pues
nada, pírate! ¡Al carajo, niñato!”
“¡Pues
claro que me voy!”
“¡Y
recuerdos a Vodafone!”
Goku
se detiene.
“¡Tú
no quieres enterarte que estoy castigado, ¿no?!”
“Que
sí, que sí. Que no me cuentes tu vida.”
“¡Que
la he liado muy gorda, Pita, joder! ¿Qué quieres que haga?”
Goku
entra en su casa, cierra la puerta de la calle de un portazo. Sube las
escaleras sin saludar a su abuelo. El anciano le detiene:
“¡Eh,
eh! ¡Tú! ¿dónde te crees que vas?”
“¿¡Pues
a dónde quieres que vaya si me has castigado!?”
“Sí,
a tirarte toda la noche con la maquinita. Pobrecito. Ven aquí, anda.”
…
Goku
está en su garaje, frente a la moto llena de cola reseca. Su abuelo deja junto
a él un cubo con agua, jabón y un estropajo.
“A
ver, abuelo, que ya te he dicho que la mierda ésta no sale. Que no se va, que
no.”
“Pues
de aquí no te mueves hasta que yo vea la moto mejor que como estaba. Y ya estás
tardando.”
Goku
moja el estropajo en el cubo mientras suelta todos las palabrotas que existen.
Lo frota contra la moto con fuerza.
CALLE.
NOCHE.
Los
cuatro chicos del grupo pasean mientras charlan y ríen. Todos menos Goku, que
camina apartado y malhumorado. Se dedica a volcar los contenedores que
encuentra. Al final de la calle, un travesti de espaldas anchas mea en una
pared con la falda remangada hasta la cintura. Goku le grita:
“¡Señorita,
señorita! ¡Buena tranca, enhorabuena!”
Carlitos
y Gus sueltan una carcajada, pero Jose no ríe. La situación le da mala espina.
El travesti le responde.
“¿Te
gusta? ¿Quieres verla de cerca?”
“No,
déjelo, señorita. Seguro que le huele a mierda.”
“Sí.
¡A la del culo de tu padre, bonito!”
Goku
enrojece de furia mientras sus amigos ríen el comentario del travesti.
“¡Que
te follen, maricón!”
“¡Dios
te oiga!”
Carlitos
y Gus vuelven a reír. Goku mira al travesti encolerizado, aprieta el puño
dentro del bolsillo de su chaqueta. Jose asiste a la escena preocupado.
“¡Ya
te gustaría haberle comido la polla a mi padre, maricona de mierda!”
“No,
gracias… No me gustan las tapitas.”
Las
risas aumentan. Goku está fuera de sí, saca la mano del bolsillo. Empuña la
navaja.
Las
risas cesan, todos quedan en silencio. Goku se encara con el travesti.
“Venga,
¿ya no hay más chistes? ¿Ya no eres tan gracioso, eh?”
El travesti suelta una carcajada,
le mira con sorna.
“¿Qué? ¿Me vas a pinchar con esa
cuchara? ¡JA, JA, JA!”
Todos quedan confundidos con la
actitud del travesti. Éste se sube la falda hasta el pecho. Tiene el vientre
lleno de grandes cicatrices de navajazos.
“¡Adelante, valiente, busca un
hueco! ¡Busca, busca!”
Goku queda tan impresionado por las
heridas que baja la guardia. El travesti aprovecha la situación, le pega un
bofetón brutal. Lo tira al suelo. La navaja se le escurre a Goku, acaba en la
otra punta de la calle.
Gus, Carlitos y Jose huyen
despavoridos, dejan a Goku solo con el travesti. Éste atrapa con sus manazas la
cara de Goku, el chico se ve indefenso.
“¡QUÉ! ¡¿ME QUERÍAS ACOJONAR, MACHOTE?! ¡¿ME
QUERÍAS ACOJONAR?!”
“L-lo s-siento, lo s-sient-to
mucho, lo sien-nto, de verdad, l-lo sient-to…”
“¡MI POLLA PINCHA MÁS QUE ESA MIERDA! ¡MI
POLLA PINCHA MÁS QUE ESA MIERDA!”
“L-lo s-siento, de verdad, lo
s-sient-to, lo sien-nto un montón…”
El travesti le mira con asco. Lo
suelta. Goku da un salto e intenta recuperar la navaja. El travesti es más
rápido, le clava el tacón en la mano. Goku grita. La mano queda aprisionada. El
travesti aprieta el tacón con más fuerza, lo retuerce. Goku grita, lloriquea.
Mira al suelo muerto de miedo, con la mano atrapada bajo el tacón del travesti.
“¡¿TE VAS A PONER CHULO, NIÑATO!?
¡¿TE VAS PONER CHULO?!”
Goku no se mueve, continúa
llorando.
“L-lo s-siento, lo s-sient-to, por
favor, lo sien-nto, l-lo sient-to…”
El travesti le suelta. Patea la
navaja y se la pone delante. Pero Goku no la coge. Permanece congelado.
Tiritando de miedo.
El travesti vuelve a reírse de él.
Sus tacones resuenan con fuerza por toda la calle mientras se marcha con paso
tranquilo. Goku queda tirado en el suelo, gimoteando. Se sujeta la mano herida
con impotencia.
Sus
amigos regresan. Ven que Goku tiene los ojos rojos y húmedos. Este no es capaz
ni de mirarles, nadie sabe que decir. Jose es el primero en romper el silencio.
“Goku,
tío… ese maricón te acaba de dar una paliza.”
A
Carlitos y a Gus se les escapa una risa, luchan por contener la carcajada. Goku
les mira con los ojos abiertos de par en par.
“¡¿QUÉEEEE?!”
Carlitos
pone voz de cachorrito desvalido.
“L-lo s-siento, l-lo s-siento t-tanto…”
Jose
le sigue el juego.
“Siento no tener huevos, señor travesti.”
“¡Ja,
ja!”
Gus
también pone la voz de cachorrito.
“Siento que su polla se haya clavado en mi
culo, señor travesti.”
Más
carcajadas. Goku explota mientras se sujeta la mano ensangrentada.
“¡No
tiene ni puta gracia! ¡Que os calléis!”
“Siento ser más marica que usted, señor
travesti.”
“Siento haberme hecho caquita en su pene,
señor travesti.”
“¡QUE
OS FOLLEN! ¡QUE OS FOLLEN A TODOS, HOSTIA! ¡ME CAGO EN LA PUTA!”
Goku
se larga dándole patadas a todo lo que encuentra.
“¡Goku,
tío! ¡Que era coña!”
“Lo sentimos…”
“¡Ja,
ja!”
“Lo s-s-sentimos t-t-tanto…”
“¡JA,
JA, JA!”
CASA ABUELO
DE GOKU
Goku
llega a su casa llorando. Cruza el salón a toda velocidad, sin ni siquiera
saludar a su abuelo. Este deja de mirar el televisor y le llama:
“¿Arturo?
Arturo.”
Goku
no le responde, sube las escaleras tan rápido como puede.
“Arturo,
¿estás bien, Arturo?”
“Por
favor, déjame en paz, abuelo. He tenido una noche de mierda.”
“¿Eso…
Eso es sangre…?”
Ambos
se sorprenden al oír el timbre de la entrada. Goku observa desde lo alto de las
escaleras mientras su abuelo abre la puerta. El chico queda estupefacto al ver
a Jose en la entrada de su casa. Este saluda al desconcertado abuelo de Goku.
“Buenas
noches.”
“B-buenas
noches.”
Goku
baja las escaleras y se acerca a ellos manteniendo cierta distancia. No
entiende lo que ocurre. Jose habla nervioso, le tiembla la voz.
“Disculpe,
espero no molestar, pero… bueno, su hijo, o su nieto, no lo sé, me… me ha
amenazado en un bar esta noche. Me ha amenazado con una navaja. Delante de mi
novia.”
Tanto
el abuelo como el nieto quedan atónitos ante este comentario. Pero por motivos
diferentes. Goku se lanza sobre Jose.
“¡¿PERO
QUE MIERDA ESTÁS DICIENDO, CABRÓN DE MIERDA?!”
“¡ARTURO!
¡CÁLLATE AHORA MISMO, POR FAVOR TE LO PIDO!”
Goku
obedece de mala gana, pero observa a Jose con los ojos inyectados en sangre. El
abuelo pide a Jose que continúe con un gesto.
“Mire,
no voy a presentar ninguna denuncia, pero entenderá que la situación fue… muy
violenta. Yo también he tenido quince años, y he hecho mis gilipolleces, pero
no me dejaban ir por ahí con una navaja.”
El
abuelo asiente a las palabras de Jose. Le estrecha la mano con firmeza.
“Le
agradezco que haya venido y que sea tan comprensivo. Le aseguro que esto no
quedará así.”
“Es
lo único que quería. Muchas gracias.”
El
abuelo cierra la puerta, Jose se aleja de la casa. Al llegar a una distancia
prudencial se lleva una mano al pecho y suspira aliviado. Carlitos sale de
detrás de unos coches.
“¡Eres
un puto crack!”
Levanta
a Jose del suelo con un fuerte abrazo.
“¡UUUUUUHHHHHEEEEEEE!”
Fin Capítulo 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario